Ante mi postura contraria a la demagogia de la Cuarta Transformación, basada en el castro-morenismo, una manera de describir la fusión de la izquierda de la Revolución Mexicana con el castrismo; tuve algunas exclamaciones o abiertamente calumnias y ataques en mi contra, siento necesario reiterar por enésima vez como los papeles están invertidos. Los patos les disparan a las escopetas.
Veamos.
Las políticas de los gobiernos de la Cuarta Transformación, en realidad los de las izquierdas oficiales, que gobiernan la Ciudad de México hace 28 años han sido una manera suave de aplicación de su abominado neoliberalismo. Con el agregado militarista de AMLO continuado por Claudia Sheinbaum.
MORENA aplica una política gubernamental opuesta a los intereses populares, sometida al gran capital, a los militares, a los charros sindicales y crecientemente a los cárteles del crimen organizado, todo eso con la sumisión a los gobiernos de Estados Unidos, sobre todo a Donald Trump.
En los discursos, debates, ponencias, escritos en las redes, prensa y programas de Radio y Televisión, los gerifaltes de la Cuarta transformación, no pueden ofrecer prácticamente ningún cambio, una ruptura con el neoliberalismo, la mafia del poder, el imperialismo yanqui y demás mitos del pensamiento mágico de esa izquierda castro-morenista.
Por eso se refugian en frases como: la revolución pacífica de las conciencias, la defensa de la soberanía, no somos iguales, la austeridad no puede haber gobierno de ricos en un país de pobres, nos atacan los conservadores, los desplazados del viejo régimen, el PRIAN, etc.
Al mismo tiempo solapan a los grandes corruptos como Bartlett, los Monreal, los familiares de AMLO, Layda Sansores, el nepotismo de los Murat, Del Mazo, Fayad, el niño Verde, Gómez Urrutia, los charros sindicales, una lista inmensa de viejos priistas y cada vez más burócratas de la vieja izquierda.
Sus máscaras son la defensa incondicional de Fidel Castro, de Cuba asediada por el bloqueo yanqui, toda una simbología de la canción de protesta son la izquierda de “dale tu mano al indio”, códigos de lenguaje, vestimenta, lecturas de libros y autores doctrinarios del antiimperialismo.
Toda esa cultura del izquierdismo anti yanqui, está atrapada en una ficción, en una perversión que medró con los ideales socialistas e incluso comunistas, convirtiéndose en los autores de una estafa que condujo a la desaparición de la URSS y llevó a Cuba a una economía de guerra, a Venezuela a UNA DICTADURA, AMBOS PAÍSES CON UNA FUGA DE MILLONES de personas EQUIVALENTE A LA TERCERA PARTE DEL PAÍS EN Venezuela y la CUARTA PARTE EN CUBA HACIA fuera, principalmente HACIA LOS Estados Unidos.
Seguir apoyando a ese “modelo” de socialismo es simplemente la mejor manera de impulsar el fortalecimiento de la derecha en todas partes.
Es necesario vencer al pensamiento mágico de fe inquebrantable en Fidel Castro y sus secuaces, asumiendo que, en esos países, el socialismo está asociado a la represión, a la escasez e incluso al hambre, al mismo tiempo que hay una casta de poderosos nuevos millonarios como el nieto de Raúl Castro, el Cangrejo.
Los cómplices de ese modelo son al mismo tiempo los calumniadores de quienes planteamos mantener la utopía de un comunismo libertario.
La Utopía pasa hoy por resistir con todos los que estemos contra la implantación de un sistema de partido de estado, sin tres podres autónomos, sin elecciones verdaderas, con sindicatos charros, un presidencialismo imperial sometido a los cárteles y al gobierno de los Estados Unidos.
Utopía no es lo mismo que fantasía. Se requiere para continuar ese camino, dar pasos firmes en la vida real de hoy.