Joaquín Pérez Sánchez
Finalmente Haití tendrá un presidente, el cantante Michele Martelly, quien disputó la presidencia en cuestionados comicios de segunda vuelta (ballotage), después de llegar a la elección en un accidentado proceso electoral que fue forzado por la “comunidad internacional” ante las constantes denuncias de fraude.
“Sweet Mycke” como es conocido en el ámbito artístico, se alzó con la victoria en el ballotage al alcanzar más del 67.5 por ciento de los votos, aunque, al cierre de este material aún no se emitía el resultado definitivo, debido a las múltiples denuncias de irregularidades.
La candidata perdedora, según las cifras preliminares del Consejo Electoral Provisorio, fue la ex primera dama Mirlande Manigat, quien obtuvo 31.74 por ciento de los votos, por lo cual, aunque se anularan las boletas bajo sospecha de irregularidades, no le alcanzaría para alcanzar a Martelly.
Por ello, las autoridades oficiales, así como representantes de organizaciones internacionales hicieron un llamado a la población para que acepten los resultados y eviten cualquier tipo de protestas que cuestionen los datos finales.
De esta manera, de un momento a otro se harán oficiales las cifras finales y la ceremonia de traspaso de mando deberá de celebrarse antes del 14 de mayo, cuando vence la prórroga para gobernar que recibió el actual mandatario René Préval. De hecho éste será el primer presidente de Haití en “terminar” su mandato.
El nuevo presidente puede decirse que llega sin muchas tablas en el ámbito de la política local, ya que vivió varios años en Estados Unidos y regresó a Haití cuando fue derrocado Jean Claude Duvalier. Junto con su esposa creó la entidad Rosa y Blanca, la cual ayuda a los sectores más pobres y marginados del país, por lo que algunos analistas consideran que este trabajo es el que le proporcionó un abultado número de votos.
En este contexto, tal vez la inexperiencia política sea otro factor que jugó a favor del cantante, ya que son evidentes los signos de cansancio de varios de los sectores en los cuadros de la clase política tradicional.
No obstante, el escenario político haitiano será una permanente olla en ebullición o más bien una olla de grillos, sobre todo con el regreso de dos de las figuras políticas más polémicas de la historia reciente de ese país: Duvalier y el ex presidente Jean Bertrand Aristide.
Por lo pronto “Sweet Mycke” está listo para entrar en el escenario, sólo que éste será muy distinto a los que está acostumbrado, ojalá logre estabilizar la situación de un país que ha sufrido el embate de un terremoto, pero que también ha vivido en la inestabilidad política durante muchos años.