Joaquín Pérez Sánchez
Tras el “éxito” relativo del golpe de Estado en Honduras en 2009, ahora le tocó a Paraguay experimentar una variante de asalto al poder, esta vez a través de un presunto “juicio político” al débil mandatario Fernando Lugo, quien en menos de 30 horas fue desconocido y destituido de su cargo. El escenario es distinto y ahora la oligarquía paraguaya enfrenta un bloque latinoamericano más poderoso.
El pasado 22 de junio, el Congreso paraguayo, con amplia mayoría conservadora, encontró “culpable” por “mal desempeño” al mandatario Lugo, luego de un “juicio político” realizado en menos de 30 horas, tras los trágicos acontecimientos en el desalojo de una finca.
El 15 de junio pasado, las fuerzas de seguridad desalojaron la finca Morombí, en el norte del país, hecho que provocó la muerte de 17 personas, entre policías y campesinos. A pesar de que el mandatario ordenó la investigación del caso y destituyó al Ministro del Interior, Carlos Filizzola y al Comandante de la Policía, Paulino Rojas, el hecho se convirtió en el detonador principal para que la oposición política realizara una “juicio sumario” y destituyera a Lugo.
La oligarquía paraguaya y sus representantes en el parlamento ya tenían preparado el guión, tras el desconocimiento de Lugo, nombraron a Federico Franco, del Partido Colorado, como gobernante quien, al cierre de este material, estaba a punto de dar a conocer su gabinete, al tiempo que tomaba el control de los medios estatales.
La “ruptura” democrática provocó la reacción popular e internacional. Miles de simpatizantes del gobierno comenzaron a manifestarse, aunque es sabido que el apoyo popular a Lugo no se encuentra en la capital Paraguaya (Asunción), sino en el campo, desde donde han comenzado las movilizaciones.
En el plano internacional, la oligarquía paraguaya encontró un rechazo unánime de los gobiernos latinoamericanos que han desconocido al nuevo gobierno y en lo inmediato preparan sanciones económicas.
De hecho, Paraguay no participará en la próxima cumbre del Mercosur a realizarse en Argentina, país que, junto con Brasil, Uruguay y Paraguay conforman este bloque económico.
Argentina, Ecuador y Venezuela retiraron sus embajadores y México, Brasil, Perú, Uruguay, Colombia y Chile llamaron a consulta a sus representantes diplomáticos.
Lugo, empieza a organizar la resistencia en el interior del país, de tal manera que en los próximos días se podrá apreciar con mayor nitidez si los golpistas pueden mantenerse en el poder sin el apoyo internacional y con una movilización interna creciente. Paraguay se encuentra en un entorno diferente al de Honduras y ahora se pondrá a prueba si los gobiernos latinoamericanos respaldan realmente los procesos democráticos.