Joaquín Pérez Sánchez
Tras el asilo diplomático otorgado al fundador de Wikileaks, Julian Assange, Ecuador sigue rompiendo esquemas y ejerciendo su soberanía, al continuar estrechando lazos financieros con Irán, pese a la oposición de Estados Unidos. Hechos que han provocado fuertes críticas en los grandes medios de prensa.
El 16 de agosto pasado, el gobierno de Ecuador decidió otorgarle asilo diplomático a Assange, periodista y activista político australiano que se encuentra refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde el 19 de junio del 2012.
El ex hacker australiano, a través del sitio Wikileaks, develó más de 250 mil archivos de comunicaciones diplomáticas de Estados Unidos, que revelan hechos y políticas implementadas por los sectores de poder que constituyen abusos y delitos, muchos de los cuales aún no han sido investigados.
El 24 de agosto pasado, el gobierno ecuatoriano sumó una importante victoria diplomática en el caso Assange, al conseguir el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), sobre la inviolabilidad de su embajada, luego de que el Reino Unido hubiese amenazado con apresarlo por la fuerza en la sede diplomática para cumplir con su “obligación” de extraditarlo a Suecia, donde es requerido por la justicia para declarar por presuntos delitos menores de índole sexual.
La declaración de la OEA fue suscrita por 33 de los 34 países que la conforman y en ella se reitera el principio de inviolabilidad de las sedes diplomáticas, su solidaridad con el gobierno ecuatoriano y la promoción de la solución negociada de los conflictos. En resumen una victoria de la diplomacia.
El caso Assange no es fácil y no se resolverá de forma inmediata, pero ahora volverá a tomar curso la solución negociada. En tanto, el gobierno ecuatoriano continúa ejerciendo su derecho soberano a aplicar políticas internacionales.
Por ejemplo, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró recientemente que su país establecería lazos diplomáticos, comerciales o financieros con quien considerara adecuado, en clara relación a las amenazas occidentales para quienes se relacionen con Irán.
En este sentido, los grandes medios occidentales y las grandes cadenas privadas ecuatorianas no han cejado de atacar a Correa, tanto por el caso Assange, como por las relaciones con Irán, comprobándose que existe un clima de animadversión contra su gestión.
En este contexto cobra mayor relevancia el triunfo diplomático de Ecuador en el seno de la OEA y pone de relieve el peso estratégico que la región sudamericana ha alcanzado a nivel internacional y la influencia que manifiesta en toda Latinoamérica.
En lo inmediato el escenario regional ha empezado a cambiar y pronto habrá elecciones en varios países de América Latina, por lo tanto se recrudece la lucha política que hasta ahora ha favorecido un poco más a las posiciones que buscan un opción alternativa al modelo neoliberal.