El ocaso de la sinrazón
El ejército de Hirohito practicó el canibalismo.
Antony Beevor.
Regino Díaz Redondo
Vaya un réquiem por Andrés Manuel López Obrador, el Presidente Legítimo II.
Se ha convertido usted, señor, en el abanderado de la sinrazón. Siempre lo hizo mal. Fue hace seis años y ahora otra vez. ¿Es usted demócrata…, le suena la palabra? Entonces por qué no acepta el resultado de la votación?
En su primer intento perdió, por desbocarse los últimos tres meses, cuando todos los pronósticos lo hacían ganador. Vociferó contra lo establecido —que bien lo merece— pero no fue hábil ni inteligente, le venció la soberbia y festejó su triunfo antes de que llegara.
Y claro, perdió. Por un mínimo de votos, pero fue derrotado.
Salió a la calle, tomó el Zócalo y Reforma, se exhibió como el adalid de los pobres y necesitados. Dejó que su figura se convirtiese en monumento nacional sin serlo. Visualizó imágenes escleróticas, indebidas, sueños incendiarios.
Su rostro, en tiempo político y social, lo asoció a Marx, Hitler, Stalin, Mao y Kim Jong-un y se olvidó de cómo les fue a Stroessner, Pinochet, Franco, Hitler, Mussolini, Salazar y otros.
Que se obnubiló, don Manuel.
La segunda vez, hace dos meses, volvió a las andadas. No le sirvió para nada la experiencia pasada. Pero esta vez su derrota fue apabullante. Perdió por más de 3 millones de votos.
¿Que hubo trampas, compra de votos, coacciones?
Señor López Obrador, usted no engaña a nadie. No quiera cambiarnos el chirrión por el palito.
Los ciudadanos merecen un mayor respeto y sólo serán convencidos si usted no miente ni hace demagogia. Difícil petición, yo diría que imposible. No escarmienta, volvió al Zócalo otra vez, pero ya no es lo mismo.
Aún hay gente buena y capaz, cada vez menos que todavía confía en López Obrador. Los está defraudando.
Izquierda centrada y pensante
¿Qué me dice de la izquierda centrada y pensante? Para empezar, se distancia usted de las instituciones políticas que lo respaldaron y lucharon por que alcanzara la Presidencia.
Se queda usted con Morena, de su invención.
No rompe, pero se aleja del PRD.
En el Partido del Trabajo hay sentimientos encontrados sobre su actitud y surgen dudas.
Los más sensatos y maduros representantes de la izquierda le dan la espalda. O, por lo menos, se apartan.
Van a dedicarse a construir un movimiento progresista creíble, real, no eufemístico ni utópico.
Algunos de ellos son Cuauhtémoc Cárdenas, Miguel Angel Mancera, Graco Ramírez, Manuel Camacho Solís, Manuel Bartlett, por no extenderme más.
No menciono —sí lo hago— a Juan Ramón de la Fuente porque ese señor es otro cantar. Es un pragmático político, un poco Pilato, se deja querer por tirios y troyanos. Siempre lo hizo y lo hace. Fue siquiatra de Ernesto Zedillo y secretario de Salud; trabajó como intermediario entre los directores de diarios y el presidente. Tuvo dos caras. La que ponía frente al jefe del Ejecutivo y la bonachona, falsa bonachona, con los periodistas.
Quiso doblegar conciencias y lo mismo aduló cuando era necesario como repudió si alguien caía en desgracia. O lo que él consideraba desgracia y podía lesionar su imagen.
Si López Obrador lo puso como “secretario de Gobernación” en una utópica presidencia, lo aceptó frotándose las manos. Ahora que no pudo ser, se subió al carro de los auténticos. Vaya, que no merece ni estos párrafos que acabo de dedicarle.
¿Y cómo rector de la UNAM? Mejor no comento.
Pues bien, vuelvo con usted, señor tabasqueño. Haga honor a su estado, cuya gubernatura perdió por dos veces. Recuerde a Carlos Madrazo, ejemplo político por excelencia, muerto accidentalmente en el Cerro de la Silla, en pleno esplendor de su liderazgo.
Recapacite
Recuerde a periodistas insignes de su patria chica que lucharon siempre por la libertad y contribuyeron a crear un país abierto a las expresiones más disímbolas. Tome ejemplo, don Andrés Manuel.
Es difícil creer que tenga una nueva oportunidad…. ¿A la tercera va la vencida? Al menos, deje un bagaje positivo si puede. Herede alguna de las buenas facetas que tuvo, porque las tuvo. No desaproveche la oportunidad. Apúrese, señor de Macuspana.
Reflexione ¿por qué se alejan las personas importantes y respetadas que estuvieron a su lado y aparecieron en las fotos a su lado durante muchos años?
Recapacite, anda mal, señor del pueblo, es usted el que ha perdido la brújula.
Tiene que encontrarla para su bien y quizás para el de algunos millones de conciudadanos.
Es su responsabilidad, hágalo por su gente, por sus amigos, por los que creyeron en usted.
Sobre sus espaldas, empieza a retozar la incoherencia. Si el desánimo no lo ha tocado, tenga cuidado porque puede llegar y es mal consejero.
¿Qué tal si se fuese un tiempo a pensar? No olvide que el retiro temporal es buen amigo. Inténtelo, sureño individuo, porque México es un país de grandes señores, de personajes históricos que trascendieron el ámbito nacional.
No se olvide que la historia de su país recoge acontecimientos que son ejemplos para el resto del mundo.
No apague la brillantez de una parte mexicana para defender su idolatría. No se convierta en falso héroe.
No lo reconocerán ni aquí ni afuera.
Caerá usted más aún.
Es una sugerencia de alguien que nunca creyó en usted, pero cuya experiencia puede servirle.
Aprovéchela.


