Joaquín Pérez Sánchez
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió la posibilidad de un escenario más dramático en la crisis mundial y señaló a Europa, Estados Unidos y Japón, como los principales “riesgos” para la “estabilidad” financiera. América Latina, que hasta el momento ha resistido el “shock” podría contagiarse.
Todos los días se aprecian crudamente los efectos de la crisis mundial, en unos países más que en otros, pero es evidente que el sistema no está funcionando y que las opciones que se implementan, sobre todo en el llamado primer mundo, están generando un escenario catastrófico, en el que los gobiernos están renunciando a ejercer el poder y se subordinan cada vez más descaradamente a los intereses financieros.
Uno de los componentes esenciales del actual sistema, el FMI, indicó en un informe presentado a principios de octubre en Japón, sede de las reuniones anuales de ese organismo, que “los riesgos para la estabilidad financiera mundial se han recrudecido y la volatilidad se ha instalado en los mercados financieros”, la confianza de los mercados flaquea y esto ha provocado una fuga de capitales de la periferia al centro de la zona euro que ahonda la brecha entre países ricos y pobres.
Por ejemplo, de España se han fugado 296 mil millones de euros de junio del 2011 a junio del 2012, mientras que el gobierno español ha aplicado medidas draconianas al grueso de la población para reducir el gasto. Por eso es que ahora España es el país de la Unión Europea con mayor diferencia entre pobres y ricos.
Pero, de acuerdo con el FMI, no sólo Europa no ha podido hacer frente a la sangría, Estados Unidos y Japón, también deben hacer frente a los retos fiscales. El país del sol naciente, se encuentra desde hace casi dos años en el estancamiento económico, las inversiones decaen, las exportaciones también y la amenaza de una nueva recesión es cada vez mayor. Estados Unidos, por su parte, está en un año electoral, ha seguido imprimiendo dinero y su déficit es monstruoso, cuánto tiempo aguantará, esa es la pregunta, pero hasta el momento, sigue alto el desempleo y el deterioro social.
Al mismo tiempo, América Latina, que venía desempeñándose mejor en la distribución de la riqueza, reducción de la pobreza y diversificación de la producción y de sus mercados, ahora también está amenazada de contagio.
En este contexto, el capital se sigue concentrando en un puñado de empresas e instituciones, sobre todo financieras que, bajo el amparo de que “no hay confianza en los mercados”, provocan y dejan aplicar las “oleadas de shocks” que sacuden los estamentos económicos y los gobiernos cada vez más renuncian a su poder para controlarlos. Lo peor del escenario es que algunos “halcones” consideran que la “guerra” es la solución.