Unen fuerzas CIU y ERC por la independencia de Cataluña
Te invitamos a tirar este trapo sucio
(la bandera española) a la basura que es donde debería estar.
Pancarta en la Diada
Regino Díaz Redondo
Madrid.-Es tal la cantidad de barbaridades que se han dicho sobre la secesión catalana que resulta difícil encontrar el hilo del sentido común y del equilibrio porque las dos partes se han ido a los extremos y parecen disfrutar de su radicalismo.
Son dos adversarios físicamente muy fuertes, pero entre sus virtudes no figuran, de forma significativa, la inteligencia, la capacidad negociadora y mucho menos la imaginación y el buen talante.
Es sorprendente que cuando llueve en Europa, en España cae un diluvio; a la desintegración económica y financiera que padecemos, se juntan enfermedades de carácter terminal que van a originar este año nuevo enfrentamientos políticos que pueden derivar en choques violentos, desenfado, insultos —que ya hay— y un malestar social que están aprovechando los distinguidos miembros de la glotonería continental.
El pacto por la libertad
Hace escasas dos semanas, Convergencia i Unió (CIU) e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC por sus siglas en catalán) han hecho un pacto por la libertad y se presentan unidos para convocar en 2014 un referéndum sobre la soberanía de esa comunidad que se ha dado en llamar independencia —“…esta España que ya no soportamos…”— y que busca crear un Estado más en territorio grecorromano.
Nadie lo esperaba, hemos roto otro récord internacional dentro de los muchos que padecemos desde hace cinco años.
El separatismo catalán se refugia en ERC, partido de prosapia, abolengo y tradición. Grandes gestas han conseguido los militantes de esta institución social a lo largo de su larga historia, muy larga, infinitamente larga.
Es digno de encomio cómo sus militantes, conspicuos hombres de ciencias y de letras, dan lustre y prez a la estirpe fenicia y, en un alarde de heroísmo, quieren ampliar su hegemonía en el Mediterráneo y echar a los inservibles.
Hay que señalar algunas de las primeras frases que emitieron los señores Oriol Junqueras, Joan Tardá, Oriol Pujol y Artur Mas, presidente de la Generalidad (Generalitat):
“Por fin vamos a deshacernos de la España monocorde y tediosa que nos mantiene sojuzgados, nos roba, abusa de nosotros y nos maneja como esclavos”.
El papel de la derecha
Por su parte, la derecha conservadora de siempre no se queda a la zaga. Eminentes pensadores como José Ignacio Wert, ministro de Educación, esculpió hace muy poco una frase que será grabada en el Parlamento catalán: “Tenemos que españolizar a los catalanes”. En sus educadas intervenciones, el impertérrito funcionario, todo humildad y campechanía, reitera, por donde quiera que va, que él se crece al castigo “como un toro bravo”.
Da gusto verlo cómo desde su curul en el Congreso mantiene la calma y contesta con amabilidad los “tremebundos” ataques del catalanismo. Erudito y conocedor del oficio, don José Ignacio no tiene empacho en recalcar que esa comunidad debe agradecer al gobierno central todas las ayudas recibidas en los últimos años.
El acuerdo que han establecido CIU y ERC será memorable dentro de poco tiempo, si acaso, en dos o tres meses. No se concibe una alianza entre los que se inclinan hacia donde sopla el viento y los extremistas republicanos que habitan muy cerca del Tibidabo, aunque alguno de ellos viva en una suite del hotel Palace de esta capital.
No son españoles
Artur Mas, el elegido para la emancipación de Cataluña, ha conseguido el apoyo de los correligionarios de Carod Rivera con tal de no considerarse nunca más como español.
Para casi todos los que apoyan el plan de soberanía, que les llamen español es un insulto. Lo han dicho con claridad. No se consideran españoles “como tampoco paquistaníes”.
El tiempo que se han dado para convocar a la consulta separatista servirá para manejar, unilateralmente, los asuntos relacionados con Hacienda y Sanidad.
Tampoco acatarán las recomendaciones, que son ley, dictadas por el Ministerio de Educación, cuyo titular esperamos que se vaya pronto.
Como nos tiene acostumbrados últimamente, el Partido Socialista Catalán les hará el juego. Se abstendrá de votar en todas las iniciativas que presenten los independentistas. Habrá que poner una doble ración de jabones en los baños de la Cámara de Diputados. Necesitarán los socialistas lavarse las manos con mayor frecuencia.
Además de las continuas contradicciones dialécticas de los representantes del pueblo, acaba de surgir y ser trasladada a la Real Academia Española una nueva palabra: esquerravergencia.
Lo que verdaderamente resulta nauseabundo es la actitud ambivalente de Josep Durán y Lleida y Jordi Pujol, con su entenado y brillante retoño, Oriol.
Lástima que todo este menjurje de sinrazones, de contrariedades, de ilógica y de cinismo, tengan que soportarlo los catalanes de bien que son la mayoría.
Uno de los principales objetivos de la alianza que mencionamos es conseguir que la Unión Europea estudie la posibilidad de que Cataluña, una vez Estado, sea reconocido por la comunidad continental.
Los encabezados de la prensa
Del otro lado de la cerca no se cantan malas rancheras. El Ministerio del Interior es sospechoso de haber filtrado un documento-basura en el que se apuntan negocios ilegales realizados por la familia Mas-Pujol. Este es uno de los argumentos irresponsables que se maneja desde las cloacas del gobierno sin pudor. Inclusive —lo citan algunos medios de información— una señorita M.V.A.M (hay que guardar el anonimato) acaba de declarar que el hijo pródigo Oriol llegaba a su cita con ella con los bolsillos y el coche llenos de billetes de 500 euros.
Los editores que publican esta sin par condena contribuyen a enardecer aún más los ánimos de los que desprecian a nuestro país.
La base fundamental en la que debería apoyarse el gobierno es en la Constitución. Está claro que la Generalidad no puede hacer ninguna consulta pública sin el consentimiento del Parlamento español, y lo dice claramente en el artículo 155 que todos conocemos y el 404 y 410 del Código Penal.
Pero los defensores de la patria desean hacer méritos para que se les tome en cuenta. Quieren ser más papistas que Mariano Rajoy e incitan a la violencia con titulares periodísticos como el siguiente: “El gobierno baraja destituir a Mas y suspender la autonomía de Cataluña”.
¡Qué les parece!
Sólo mencionaré otra cabeza digna del mejor antiperiodismo: “El padre de Mas tiene cuentas opacas en Suiza”.
En ninguna de las dos informaciones anteriores existe una fuente responsable que avale lo que dice el titular. ¡Bonito ejemplo de periodismo trascendente, serio y responsable!
Si con estas armas se quiere evitar que Cataluña se separe de España, están muy cerca de conseguirlo. Además, puede permitírsele a Oriol Pujol exclamar, alterado: “Esta España que nos tiene presos”.
Es preciso dejar bien claro que Mas no es un mesiánico, pero sí un aprovechado; que hay razones jurídicas que impiden citar a referéndum sin la autorización del Parlamento nacional; que Wert debería dedicarse a cultivar calabazas en los campos de Madrid; que los Pujol no son tontos, pero sí advenedizos y que, si los jueces que atienden las denuncias hacen caso a las televisiones de la Cope, Libertad Digital y a los diarios La Razón y ABC, tendremos trifulca garantizada.