Joaquín Pérez Sánchez

Italia inicia el 2013 en medio de la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial y con las peores perspectivas en lo inmediato y Silvio Berlusconi decide incendiar la pradera política local y amenaza con regresar al poder. Su decisión causa estragos económicos y contagia a España, sembrando de incertidumbre el futuro político y económico de la eurozona.

Berlusconi, ex premier italiano y potentado magnate de 76 años de edad, rompió la aparente calma del escenario político de su país y “sorpresivamente” anunció su regreso a la arena política, argumentando que: “Italia está ahora al borde del precipicio” y “no puedo permitir que mi país caiga en una espiral de recesión sin fin”. La irrupción de Il Cavaliere no sólo cimbró la frágil gobernabilidad italiana, también cuestionó el futuro de las políticas económicas impulsadas en la zona euro.

El partido de Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), rompió su alianza con el primer Ministro Mario Monti, quien había logrado crear, desde noviembre de 2011 (fecha en que dimitió Berlusconi por la crisis y sus escándalos sexuales), una suerte de “extraña gobernabilidad”, lo más parecido a un pacto, entre los principales movimientos políticos italianos. Ahora, la decisión de Berlusconi, provocó la renuncia anticipada de Monti.

En este contexto, Italia entrará en un nuevo escenario electoral a mediados de febrero o principios de marzo y una de las candidaturas será la del Il Cavaliere. Las encuestas no le dan muchas posibilidades al retorno de Berlusconi, pero en lo inmediato muestran las fisuras existentes en el poder italiano y el efecto dominó en la economía de la eurozona.

Tras el anuncio de Berlusconi y la dimisión de Monti, las bolsas de valores de Milán y de Madrid cayeron y las primas de riesgo se elevaron momentáneamente, provocando reacciones de alarma. Por ejemplo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, hizo un llamado a Italia para que las próximas elecciones “no se conviertan en un pretexto” para dudar de las medidas adoptadas y para que no caigan en “la ilusión” de que existen soluciones rápidas o mágicas para salir de la crisis.

Berlusconi, tiene problemas con la justicia y sabedor del entramado político de su país, está dispuesto a incendiar la pradera, aunque sólo le sirva para ganar tiempo o mejores posiciones en el escenario que se abre. Sin embargo, su accionar muestra la fragilidad de la zona euro y sus contradicciones, además de lo lejos que se está de encontrar una solución a la crisis. Por lo pronto, la canciller alemana, Angela Merkel, advirtió al finalizar el año que la crisis está “lejos de llegar a su fin” y el presidente estadounidense Barack Obama, indicó que la economía de sus país “sufrirá un grave daño”, por lo tanto negros nubarrones se anuncian para este 2013.