Joaquín Pérez Sánchez

Bueno, no hubo sorpresas, tal y como lo vaticinaron todas las encuestas, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, ganó la reelección presidencial con holgura y es casi seguro que con mayoría absoluta en el Congreso.

El pasado 17 de febrero se realizaron las elecciones presidenciales y de representantes al Congreso en Ecuador y los resultados superaron las expectativas. Todas las encuestas, nacionales e internacionales, previas a la elección, coincidían en que el presidente Correa, de la agrupación Alianza País (AP) ganaría los comicios.

Al cierre de este material, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país, informaba que, con el 63.60 por ciento de las actas computadas, Correa ganaba con casi el 60 por ciento de los votos, mientras que su perseguidor más cercano, el candidato de la derecha, el banquero Guillermo Lasso, del Movimiento Creo, alcanzaba un poco más del 23 por ciento, muy lejos de cualquier posibilidad.

Los datos también rebelaban que Correa alcanzaba, por lo menos, el diez por ciento más que en su última contienda electoral en 2009, lo que sin duda confirma el alto nivel de aceptación que tiene su gobierno y por lo tanto el respaldo a la continuidad de las políticas que éste ha aplicado.

De hecho, Ecuador se ha convertido en uno de los países latinoamericanos ejemplo en políticas alternativas exitosas a las neoliberales implementadas por los organismos financieros internacionales. Reducir la pobreza en más del 25 por ciento, invertir las ganancias del petróleo en infraestructura, carreteras, puentes, hospitales, salud y educación, así como practicar una política internacional soberana, y de integración con Latinoamérica, son algunos de los componentes que explican el respaldo de la gente a la reelección de Correa.

Sus críticos, ante la imposibilidad de cuestionar los logros del gobierno, se han enfocado en la descalificación de la política en materia de medios de comunicación, sobre todo en el ámbito internacional, donde se acusa al mandatario de autoritario y de atentar contra la “libertad de expresión”. Sin embargo, tras su abrumador triunfo, quedó claro que la mayoría de los ecuatorianos respaldan una reforma a la propiedad de los medios y es casi seguro que la llevará a cabo en su nuevo mandato.

Por lo pronto, Correa recibió la confianza de la mayoría de los ecuatorianos para continuar las políticas alternativas que buscan un cambio, junto con otros gobiernos del área, como Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba y Venezuela. Por cierto, cuando se constataba el triunfo de Correa, trascendía la noticia del regreso de Hugo Chávez a Venezuela.