Ni un voto al PRI ni al PAN
Es hora de que los mexicanos tomemos conciencia de nuestro voto y digamos no a partidos que no representan la defensa de nuestros legítimos derechos.
Es hora de que los mexicanos tomemos conciencia de nuestro voto y digamos no a partidos que no representan la defensa de nuestros legítimos derechos.
Las cifras hablan del retroceso que en materia social han experimentado millones de mexicanos en el gobierno de Calderón Hinojosa; por ejemplo, indigna el saber que 30 millones de trabajadores no tienen acceso a la salud.
Mariano Rajoy llamó a la comunidad internacional a unirse en contra del “agravio” a los voraces empresarios ibéricos.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos destapó la cloaca de corrupción en el otorgamiento de millonarios contratos de CFE a empresas extranjeras.
Nunca antes un gobierno dio tantas muestras de intolerancia y persecución contra los sindicatos independientes.
Que el responsable del desaseo procesal rinda cuentas de sus irresponsables actos.
Si la ley se aplicara tal cual, el jefe del Ejecutivo debería estar en el banquillo de los acusados.
La procuración y administración de justicia se aplican bajo los designios exclusivos de Felipe Calderón en una innegable tragicomedia nacional.
Los expertos en la materia se preguntan dónde han quedado el Estado de derecho y su aplicación en el más elemental de los sentidos comunes.
Su licitación 21 sobre fibra óptica benefició al monopolio de Televisa y resultó un verdadero fraude al interés público.
Es hora de que el país despierte y se pregunte, de cara a las elecciones de julio próximo, ¿para qué quieren los panistas seguir siendo gobierno?
Analizando su lectura política, se puede afirmar que el ganador de la elección interna panista fue el abstencionismo.
En el ocaso del gobierno de Felipe Calderón, la palabra impunidad brilla en todo lo ancho de las marquesinas oficiales.
La aplicación de los derechos laborales en el país no puede estar en manos de burócratas que actúan por consigna escudándose en las leyes en la materia.
Inexplicable veto [presidencial] para bloquear asignación de 10 mil millones de pesos para auxiliar a la población rural e indígena.
Compran caro, pero venden barato. Claro, echando a la basura el dinero de los mexicanos, no el suyo.
Si la visión oficial fuera nacionalista, la zona centro del país habría salido ganando, pero se optó por anteponer los intereses privados a los de las mayorías.
Podemos imaginarnos en manos de quiénes irán a parar estos proyectos que pueden ser descabellados, sin utilidad pública alguna, pero altamente redituables.
En Tlalpan se ha dado de forma evidente el robo del cableado de cobre que ha sido sustituido por el de aluminio por los contratistas de CFE.
Pobres de aquéllos que en el tricolor insistan en hacerles el caldo gordo. En el pecado llevarán la penitencia.