El día después

La táctica desestabilizadora que ha venido construyendo Andrés Manuel López Obrador para invalidar los resultados electorales coloca en el centro del escenario nacional al presidente de la república, Felipe Calderón, y al jefe de Gobierno del Distrito Federal, dos piezas políticas que estarían obligadas a desactivar el intento de romper el orden constitucional.

Retrato de un dictador

Quienes conocen la formación institucional de algunos que hoy militan en el “gabinete” de Andrés Manuel López Obrador se preguntan, con sobrada razón, si esos secretarios virtuales siguen convencidos de las convicciones democráticas del candidato de las izquierdas, o si a estas alturas ya tienen serias dudas.

¿La conjura?

Aquella frase de Felipe Calderón, pronunciada en algún lugar de Los Pinos, sin duda en una noche infortunada, vuelve como reptil a serpentear en medio de la sucesión presidencial: “Prefiero entregarle la banda presidencial a un militar, ¡a cualquiera!, antes que a un priista”.

El triunfo moral de Peña Nieto

¿Moral? Sí, moral. Porque mientras la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota hablaba como la encarnación de la Santísma Trinidad y el candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador decía ser —para variar— el poseedor de la verdad absoluta, Enrique Peña Nieto nunca intentó burlarse, durante el debate, de la inteligencia de los mexicanos.