¡¡¡Pobrecita de la Patria!!!

Como enviada especial de la Patria, vengo a decirles que nunca como ahora su superficie ya no es el maíz, ni que sus minas ya no son el palacio del Rey de Oros; y que su cielo en lugar de verse las garzas deslizando, se ven relámpagos fulminantes. Pobrecita, porque ya no es impecable y mucho menos diamantina. Tampoco vemos asomar a las niñas por la reja con la blusa corrida hasta la oreja y la falda bajada hasta el huesito. Ahora por desgracia su país, ya no tiene el aroma del estreno y ya no les gusta que sea siempre igual, fiel a su espejo diario.