La aprobación del Legislativo sobre la Ley de Ingresos de la Federación (LIF), la Ley Federal de Derechos y la Miscelánea Fiscal 2022 representa un riesgo por la sobrestimación de los ingresos y es cheque en blanco para justificar un presupuesto de egresos difícil de ejercer sin endeudamiento.

En cumplimiento con el artículo 42 de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria que señala que ambas Cámaras tienen hasta el 31 de octubre como fecha límite para la aprobación de la Ley de Ingresos, el Legislativo aprobó el 27 de octubre en fast track y con pocos cambios, una Ley que prevé ingresos para 2022 por 7 billones de pesos.

Aunque la LIF se publicará en los próximos días en el Diario Oficial de la Federación, pocos cambios tuvo respecto de la Iniciativa en la que se estimaron ingresos presupuestarios por 7.08 billones de pesos; es decir, un incremento del 12.6 por ciento respecto de la estimación presentada para el ejercicio 2021.

Entre los ingresos tributarios, los componentes que demandan mayor atención son el Impuesto Sobre la Renta y el Impuesto al Valor Agregado en los que se estiman una recaudación de 2 y 1.2 billones de pesos, cifras que representan un crecimiento del 8.6 por ciento y 24 por ciento respecto de lo estimado en el año anterior para el ejercicio 2021.

En lo que va de la presente administración, no se había vivido un optimismo similar. Las comparaciones de las Leyes de Ingresos de ejercicios previos muestran que los crecimientos estimados fueron de 4.6 por ciento en 2020 respecto de 2019, y de 3.1 por ciento en 2021 respecto de 2020.

Si bien es cierto que se augura un crecimiento en 2022 como parte de la prolongada recuperación económica, las cifras estimadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se exceden en optimismo. En los Criterios Generales de Política Económica se proyecta un crecimiento de la economía para 2022 en un rango de 3.6 por ciento a 4.6 por ciento con puntual de 4.1 por ciento. En Consultores Internacionales, S.C.® vemos un crecimiento más modesto en el orden de 2.9 por ciento anual, ¿qué soporta entonces un crecimiento de los ingresos públicos que supera en 3 o 4 veces el crecimiento de la economía?

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En 2022 se repetirán sin duda las medidas de fiscalización en las empresas que dieron éxito en 2020 y 2021, pero hasta en ello se tiene un límite. Por otro lado, si bien es cierto que la economía informal representa cerca del 23 por ciento del PIB, se ve poco probable que el Régimen Simplificado de Confianza simpatice a tantos evasores fiscales o que la obligatoriedad de inscripción de RFC en mayores de 18 años genere mayores contribuciones.

Ante ingresos presupuestarios sobrestimados, se anticipa un alto riesgo de incumplimiento en el ejercicio del gasto a menos que se den recortes presupuestales, un escenario poco probable de observar. La respuesta a ello entonces está en la deuda pública.

Entre 2019 y 2022, las leyes de ingresos aprobadas, y está última aún pendiente, han presentado un endeudamiento neto del gobierno federal creciente que en promedio oscila el 20 por ciento anual. Para el ejercicio 2022, se aprobó un endeudamiento por 845 mil millones de pesos que es menor como porcentaje del PIB (considerando un crecimiento del PIB optimista), pero el más elevado en lo que va de la presente administración.

Si bien el balance primario del sector público ha sido superavitario en 1.1 por ciento y 0.1 por ciento en proporción del PIB en 2019 y 2020, el balance público ha sido deficitario en 1.6 por ciento y 2.9 por ciento para 2019 y 2020, respectivamente. Aunque los niveles de deuda son prudentes, es indispensable mantener la responsabilidad hacendaria para que continúen siendo manejables.

En este sentido, se hace latente el riesgo de que con una mayor deuda se presente un financiamiento más costoso considerando un escenario de recuperación con presiones inflacionarias que orille a movimientos alcistas en las tasas de interés no solo en México, sino en Estados Unidos y otras economías de referencia.

En síntesis, los ingresos públicos aprobados para 2022 se sustentan en un alto nivel de optimismo en la recuperación económica, así como en las medidas de fiscalización y simplificación tributaria. Ante ello, para mantener el nivel de gasto público, se aprobó un mayor endeudamiento lo que tiene por riesgo un financiamiento más costoso, no solo por el monto aprobado, sino por el riesgo de enfrentarnos a un año en el que se incrementen las tasas de interés. Entretanto, esperemos que tanto se mantenga la orientación del gasto sujeto a ser aprobado por la Cámara de Diputados a más tardar el 15 de noviembre.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®