La fuerza de la costumbre
Si esa interpretación —basada en los documentos de la misma SEP—es correcta, el proceso de enseñanza y aprendizaje tendrá como entorno principal, no la escuela, sino la “comunidad”.
Si esa interpretación —basada en los documentos de la misma SEP—es correcta, el proceso de enseñanza y aprendizaje tendrá como entorno principal, no la escuela, sino la “comunidad”.
Quiere controlar a las universidades, ataca a la autonomía y a los rectores (porque tienen credenciales académicas), desprecia a los especialistas, persigue a investigadores, en fin, está en contra del saber, no sólo del conocimiento experto.
Parece que AMLO hace el esfuerzo por cumplir lo que prometió en su campaña electoral y en llevar a puerto sus deseos que, a juzgar por sus propios dichos, surgieron de su imaginación, no de estudios científicos, ni siquiera burocráticos.
Cierto, dispuso que su vicaria en la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, anunciará que las escuelas de tiempo completo dejarían de recibir los pocos recursos que se le habían destinado para este año.
Nótese que convocan a asambleas no a foros o consultas, este lenguaje es parte de los símbolos ideológicos de la Cuarta Transformación; acaso los convocantes quieran que la gente piense que en la asamblea se decide qué y cómo enseñar, también el para qué.
Lo que no cuadra es la hipocresía de rendir tributo a Vasconcelos, al mismo tiempo que se trata de desmantelar su herencia. La ofensiva contra el sueño neoliberal es camuflaje verbal.
En los regímenes totalitarios o dictatoriales los gobernantes aspiran al pensamiento único, a que sus ideas sean aceptadas como verdades categóricas, casi absolutas. Allí impera el dogma sobre la razón.
Para acabarla de amolar, el vandalismo hizo su agosto en la pandemia y desmanteló a miles de escuelas, las dejó en ruinas (no es metáfora) a grado tal que hace imposible el retorno a clases sin una tarea de infraestructura mayor.
AMLO anhela que los mexicanos lo recuerden como el mejor presidente que México haya tenido jamás. Razono que no se le hará. La historia es pérfida (Ortega y Gasset) y lo juzgará por sus hechos, no por sus palabras.
el candidato López Obrador, conocedor de que los matrimonios por amores causan muchos sinsabores, como reza un dicho mexicano, propuso a la CNTE un maridaje por conveniencia.
Apunto que una de las cinco tensiones por las que atraviesa la educación básica, según su visión, me inspira para plantear el paralelismo entre su análisis y la familiaridad con algunos de mis textos.
No obstante, la retórica del presidente y las acciones de la SEP son insuficientes para alcanzar avances importantes en el plazo corto, lo que le resta a su gobierno. Para ello recurre a sus aliados y les cobra favores, como a Televisión Azteca.
La primera, quizá comandada desde el Palacio Nacional por la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, pero cuya cara visible en la SEP es Marx Arriaga, director de Materiales Educativos.
El primer punto tenía como propósito desmantelar la red corrupción en la que habían caído la Secretaría de Educación Pública y los líderes del SNTE, al grado tal que todavía en abril de 2014 figuraban en la nómina magisterial más de 50 mil difuntos.
La Usicamm es el dispositivo burocrático que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador diseñó para sustituir a la Coordinación General del Servicio Profesional Docente, una vez que reformó el artículo 3 de la Constitución, en mayo de 2019.
No obstante, en ocasiones rebasa ese idealismo y hace afirmaciones como la del epígrafe de esta columna. Parecería que prefiere al pueblo bueno, pero ignorante, que no lea la prensa, ni tenga pensamiento independiente.
No hay ni hubo maridaje entre AMLO y la CNTE, pero la metáfora del matrimonio en apuros constantes puede acompañar la breve historia de pactos incumplidos, acercamientos y desencuentros.
El maestro es el agente fundamental para que la ideología preponderante llegue al sanctum de la educación: el aula. Al celebrarlo, se justifica su hacer, pero también sirve para legitimar a los grupos gobernantes.
El presidente López Obrador declaró en alguna ocasión que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México, pero no a cualquier historia sino a la que él percibe como verdadera.
Y no importaba si no había muchos electores, el porcentaje de votación resultaba elevado. Los presidentes de casilla y representantes de los partidos —en ocasiones eran la misma persona y nada más de PRI— se encargaban de llenar las boletas.