Fracasó estrategia de Calderón
De no haber decidido la ofensiva en 2006, las cifras anuales de muertes violentas hubieran mantenido la media anual. En estos primeros meses de gobierno la inercia criminal siguió su camino.
De no haber decidido la ofensiva en 2006, las cifras anuales de muertes violentas hubieran mantenido la media anual. En estos primeros meses de gobierno la inercia criminal siguió su camino.
Los delincuentes ya no le temen a la autoridad, es una de las conclusiones que surgen de la revisión de las cifras de asesinatos que se han dado a conocer recientemente.
No se puede concebir la importancia que para el mundo del narcotráfico tuvo el Chapo Guzmán sin considerar que fue un producto del sistema.
Atender los delitos del fuero común será el gran reto para la estrategia de seguridad del gobierno de López Obrador, algo para lo cual no fue diseñada la Guardia Nacional.
Como un efecto no deseado, pero la delincuencia es la primera beneficiada por la manera en que se está construyendo el nuevo cuerpo de seguridad y por las protestas de la Policía Federal.
La Guardia Nacional tendrá que superar algunos obstáculos en su operación, no sólo el tema de los derechos humanos, sino la forma en que fue diseñada.
Pese a que es poco tiempo de gobierno para evaluar la eficacia de sus acciones, preocupa que algunos delitos se mantengan al alza en estos seis meses.
Tanto la estrategia como el nuevo paradigma de seguridad que el nuevo gobierno federal plantea, no terminan de concretarse en un escenario de aumento de la inseguridad.
La migración es un tema complejo, como se vislumbra al ver su relación con asuntos de seguridad nacional o de crimen organizado, como es el caso del narcotráfico.
Falta revisar la actuación del expresidente Peña y su enviado a Michoacán, pues su herencia en materia de seguridad pública sigue provocando problemas.
Queda mucho camino por andar para que la estrategia de seguridad del actual gobierno empiece a dar resultados, empezando con temas como la reorganización de policías locales.
En el Plan Nacional de Desarrollo, los objetivos en materia de seguridad pública son muy bajos, apenas se plantea bajar la incidencia delictiva en 15 por ciento.
Será difícil controlar la inseguridad si las fuerzas armadas continúan teniendo limitaciones a sus labores, ya sea por el uso de la fuerza o por otros motivos.
Muchos de los responsables del cochinero en materia de seguridad pública, 1982-2018, ahora están en áreas de responsabilidad de la propia seguridad pública o en el gobierno de AMLO.
Dos datos deberían mover a la preocupación, los feminicidios y las agresiones sexuales, no sólo las cifras de homicidios dolosos.
La violencia que no cesa, es un factor por el que la ciudadanía evalúa a un gobierno, como es el caso de la actual administración.
Puede decirse que la participación, reorganizada y con mayores controles, de miembros de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública en la estrategia nacional sería el menor de los problemas.
Los nuevos guardias nacionales habrán de pasar por planteles militares para aprender disciplina, valores y cohesión de cuerpo.
Policías locales sin capacidad para luchar contra la delincuencia y una Guardia Nacional sin efectivos suficientes para sustituir a las policías locales.
El narcotráfico solo ha podido florecer con el apoyo de funcionarios, políticos, sistema judicial y fuerzas de seguridad.