Inseguridad al menudeo y fracaso de pax narca
El gobierno de Ciudad de México ha perdido el control de seguridad de la ciudad, lo que explica el activismo creciente de pequeños grupos de delincuentes.
El gobierno de Ciudad de México ha perdido el control de seguridad de la ciudad, lo que explica el activismo creciente de pequeños grupos de delincuentes.
Los protocolos y límites ya existen en México y, en la realidad, han evitado matanzas masivas de delincuentes, a diferencia de las matanzas de bandas del crimen organizado contra civiles y de sus fosas clandestinas.
Las acciones de seguridad carecieron de un modelo integral, operaron sobre decisiones parciales y el país sigue en poder de las bandas criminales.
No se ha visto una intención del gobierno federal de ayudar a la integración federal de la seguridad.
Los militares no son el problema, sino son los civiles. Legisladores y civiles han equivocado al adversario.
El salto en materia de seguridad será largo, profundo y generalizado dentro del Estado y tendrá repercusiones sobre la sociedad.
Se basa en dos pivotes: la reorganización de la seguridad-justicia-prisiones y la lucha contra las principales bandas del crimen tradicional.
El regaño presidencial en una conferencia de prensa mañanera sacudió a la bancada morenista en la Cámara y al propio partido.
Los expertos en seguridad han concluido que la Guardia Nacional no implica un nuevo paradigma en seguridad, sino que tratará de superar errores, deficiencias y desorganizaciones de la Policía Federal, la Gendarmería y acciones concretas de apoyo de las fuerzas armadas a la seguridad pública en el periodo 2008-2018.
Privilegiar los derechos humanos en situaciones de tensión violenta criminal condenaría a las fuerzas de seguridad a mejor no actuar para evitar demandas y denuncias.
Razones para no denunciar: los policías protegen a los delincuentes, los ministerios públicos aconsejan no levantar actas y los jueces dictaminan por complicidad o rigor a favor de los delincuentes.
La GN mostrará si habrá una Secretaría de Seguridad Publica y Protección Ciudadana o una oficialía de partes de Gobernación.
Antes de la Guardia Nacional, el diagnóstico y la implementación de programas debió de tener una Ley de Seguridad Interior.
La estrategia de seguridad se ha atorado en el Plan de Paz, pero sin tener ningún programa concreto correlativo.
El poder funcional de los mandatarios estatales deriva de la asunción de la seguridad como un tema de poder y negocios.
El plan apenas dibuja intenciones, interpretaciones y suposiciones, porque se ha carecido hasta ahora de un verdadero y descarnado diagnóstico de la crisis de seguridad.
López Obrador no podrá gobernar si el crimen organizado sigue invadiendo los espacios estratégicos del Estado.
El problema radicará en el hecho de que el jefe de la seguridad del país será el presidente de la república.
No podrá cubrir la crisis severa de seguridad en cuando menos la mitad de la república. Y a ello se agrega la presión de la Casa Blanca.
El fracaso de los organismos policiacos quiere ser aprovechado por la Casa Blanca para enviar tropas militares a México.