Narco mexicano, dentro de EE. UU.
El Chapo está en prisión en sentencia de por vida, pero su cártel sigue operando como si nada y es el responsable de introducir a EE. UU. el fentanilo como droga química que ha asesinado de miles de estadunidenses.
El Chapo está en prisión en sentencia de por vida, pero su cártel sigue operando como si nada y es el responsable de introducir a EE. UU. el fentanilo como droga química que ha asesinado de miles de estadunidenses.
El relajamiento de los mecanismos de autoridad fijados por el presidente Trump reactivó la presión de masas migratorias en las dos fronteras estadunidenses.
El modelo imperialista de EE. UU. nada ha tenido que ver con su defensa de su modelo de democracia que el colapso Trump-Biden ha revelado más bien como un sistema autoritario, militar y de dominación de intereses privados.
El debate en torno a Salgado se dio por la presión de organizaciones y protestas femeninas y feministas por los casos judiciales de agresión y violaciones sexuales en su contra, pero sin exigirle cuentas de su papel en la expansión criminal en Guerrero en su gestión municipal.
Pero en los hechos, se trata de las justificaciones de la política exterior estadunidense para que EEUU recupere el liderazgo mundial…, en función de sus necesidades de confort para su pueblo.
Del nacionalismo revolucionario del PRI se pasó, a tropezones, al nacionalismo defensivo de última instancia: la defensa del socialismo chileno, los últimos apoyos a la Revolución Cubana ya burocratizada y represiva.
En este escenario, el tema del crimen organizado, la violencia criminal y los asesinatos de caciques en Acapulco y en todo el Estado debieran de ser el tema central de la discusión de personalidades que aspiran a cargos públicos.
A México le puede convenir la victoria de Trump porque implicaría, casi en automático, un debilitamiento del enfoque imperial de dominación de seguridad nacional con el que llegó el presidente Joseph Biden.
La mayoría de Morena en la Cámara de Diputados facilitó la aprobación de reformas sobre las estructuras de seguridad, aunque hubo más deficiencias que posibilidades de poner orden en el marco jurídico de la seguridad y la defensa.
Uno de los primeros actos del nuevo secretario ya confirmado por el Senado fue hablar con los secretarios mexicanos de Defensa Nacional y Marina-Armada.
Hasta ahora, el Pentágono ha tenido tres titulares con formación y jerarquía militar: el general George Marshall de 1950-1951 con el presidente Truman, el general James Mattis de los Marines con Trump y ahora el general recién retirado Lloyd Austin con Biden.
El incidente de la DEA ocurrió en un tiempo político de vacío institucional: el gobierno de Trump iba de salida y el de Biden había quedado atrapado en la telaraña del conflicto poselectoral.
En algunos niveles de seguridad de los EE. UU. quedó la preocupación –que nunca se va aclarar– de que los invasores se hubieran robado algunos documentos secretos, porque tomaron la oficina de la reina Pelosi.
Las relaciones entre México y los EE. UU. han sido de seguridad nacional por la posición fronteriza mexicana que abarca todo el flanco sur del imperio estadunidense.
Y el tercer aviso estuvo en la designación –sujeta a confirmación en el Senado republicano– del general Lloyd Austin como secretario de Defensa, un área que formaba parte de funcionarios civiles para evitar la militarización.
La doctrina de seguridad nacional se basó, de acuerdo con la ley, en la consolidación de un régimen interno democrático, la defensa del Estado ante amenazas externas y la protección de la soberanía nacional.
El asunto del general Cienfuegos debe servirle a México para evaluar de manera crítica y sensata la derrota de Donald Trump y el ascenso de Joe Biden, vicepresidente de Barack Obama, para los próximos cuatro años.
México puede ser un caso de análisis. Con Trump hubo muchas presiones geopolíticas y de seguridad nacional, pero todas ellas ajustadas a temas precisos que tenían repercusiones internas.
Pero lo más grave es que la acusación podría caerse por la fragilidad de los cargos, la forma ilegal de acopio de pruebas y sobre todo la interpretación de algunos indicios.
La clave de la estrategia de seguridad se localiza, sin menoscabo de la importancia de sus instancias intermedias, en el gabinete de seguridad que funciona desde Palacio Nacional.