Estirando la cuerda
Javier Duarte, en complicidad con los diputados salientes, realizan una serie de cambios legales con el propósito de blindarse y evitar ser llevado ante la justicia.
Javier Duarte, en complicidad con los diputados salientes, realizan una serie de cambios legales con el propósito de blindarse y evitar ser llevado ante la justicia.
El enfrentamiento pone de manifiesto nuevamente la incapacidad del gobierno para controlar los conflictos magisteriales.
Nos encontramos completamente indefensos y expuestos a que los criminales con total impunidad saquen a relucir sus más bajos instintos.
El proceso de reconstrucción que requiere el país necesita una etapa evolutiva vista desde una perspectiva estructural.
Al estar inmersos en el juego del poder, nos alejamos y ponemos distancia de la finalidad real de la política.
Nos deja el ejemplo de una vida de congruencia, de respeto y de lucha.
Es fundamental, además de urgente, crear paralelamente un sistema de evaluación.
Las metas trazadas se quedaron en intenciones, los consensos nunca llegaron y las resistencias se hicieron presentes.
El transfuguismo político de líderes y estructuras partidistas debilita esos institutos.
Es necesario reconstruir la verdad histórica con elementos sólidos, creíbles y bien cimentados.
Este fenómeno se localiza asociado al ejercicio del poder, prácticamente en todas sus manifestaciones y órdenes de gobierno.
Involucran a relevantes personajes de la vida política y empresarial en más de cien países.
Somos expertos en enredar los asuntos, en esconder la verdad histórica.
Se requiere de un aparato auténticamente democrático, transparente, reglas claras.
El tiempo y, en este caso el pueblo veracruzano, tendrán la oportunidad de poner las cosas en su lugar.
Si bien es cierto que cada vez que empieza el proceso para renovar la presidencia norteamericana, por lo regular estamos al pendiente del desarrollo de esos acontecimientos, prácticamente por motivos donde gana la curiosidad. Sin embargo, en esta ocasión, como nunca antes —hasta donde recuerdo—, le estamos dedicando una especial atención, por el hecho de que un personaje tan peculiar —por decir lo menos— sea uno de los posibles candidatos a ocupar ese cargo.
Estamos en la vorágine del viejo dilema: “el vaso medio vacío o medio lleno”, extraviados en viejas, inútiles y estériles discusiones, que únicamente tienen un efecto distractor sobre lo importante; nos envuelven en cortinas de humo, arrastrándonos en el torbellino mediático del sensacionalismo y, cuando aterrizamos en la realidad, nos percatamos de que es más de lo mismo.
Si bien es cierto que se trató de una visita oficial, también como el papa Francisco lo deja claramente establecido en la ceremonia de bienvenida de Palacio Nacional, arriba a estas tierras como misionero de la misericordia, postura que en sus palabras de despedida en Ciudad Juárez vuelve a retomar al manifestar su calidad de peregrino en misión pastoral.
Resulta por demás evidente que el Sistema Nacional de Seguridad Pública, implantando y bajo constantes adecuaciones desde 1994, no ha dado los resultados esperados, entre desapariciones forzadas, ejecuciones, secuestros y una gran cantidad de delitos del fuero común, las autoridades se han visto rebasadas y el diseño implementado acusa fuertes limitaciones.
Es evidente que dada la magnitud del problema que se enfrenta en materia de seguridad pública, se vio la necesidad de implementar sistemas integrales con visión de corto, mediano y largo alcance