En Chihuahua, la represión
Un problema que tradicionalmente se resuelve a partir de lo que señala el mismo convenio, es agravado con alevosía y utilizado perversamente por el gobierno federal con propósitos político electorales.
Un problema que tradicionalmente se resuelve a partir de lo que señala el mismo convenio, es agravado con alevosía y utilizado perversamente por el gobierno federal con propósitos político electorales.
Esa sola imagen explica, por sí sola, el desastre nacional. Es la fotografía de un autócrata que no puede ocultar el placer que le causa utilizar el poder para vengarse de los que más odia.
El presidente borró completamente la línea fronteriza entre la realidad y la ficción para tratar de imponer una mentira. La impostura presidencial ha sido llevada, sin escrúpulo alguno, hasta el paroxismo.
En Palacio Nacional se escuchará la voz del tirano demagogo y en las calles retumbarán los gritos lastimeros de un país al que todos los días se le quita un pedazo de vida.
De acuerdo a las recientes modificaciones hechas a la ley pública federal, la COFEPRIS, Comisión Federal para la Protección de los Riesgos Sanitarios, quedará bajo el control del funcionario más desacreditado de la administración.
Buscan sustituir un texto constitucional resultado de un movimiento social que costó la vida a más de un millón y medio de mexicanos, por otro, que estaría hecho a la medida del egocentrismo y ambición de un solo hombre.
Detrás del acuerdo educativo que firmó en días pasados con los dueños de “la caja idiota” para que se impartan clases a distancia, hay un acuerdo político para que las televisoras ayuden a Morena a no perder las elecciones del próximo año.
López Obrador ha comenzado a utilizar un juicio opaco y simulado para tratar de destruir al frente opositor que puede poner en riesgo la continuación del régimen.
El primer gran caso del combate a la corrupción por parte del nuevo régimen está colocando contra las cuerdas al sistema de justicia. El “juicio del siglo” de la 4T, considerado como algo emblemático en el combate a la corrupción está resultando ser un fraude.
¿López Obrador está dispuesto a enjuiciar y encarcelar a quien le entregó la presidencia y lo hizo ganar con 30 millones de votos? ¿A quien ordenó a los gobernadores del PRI bajar los brazos y entregar todo a Morena?
En los jardines de la residencial oficial se montó un mini show para que López Obrador hablara bien de su homólogo norteamericano y Trump tuviera la oportunidad de intentar enamorar a esos electores que con frecuencia llama asesinos y violadores.
La pregunta es si García Harfuch le estorba a López Obrador. Algunas tesis apuntan a que el especializado en seguridad nacional e inteligencia le seguía el rastro a los vínculos de los cárteles de la droga con altos funcionarios del gobierno federal.
López Obrador se convertirá en operador de la reelección de un presidente racista que ha insultado como ningún otro a los mexicanos más pobres. A quienes ha calificado de basura, de ser drogadictos y violadores.
La figura no es nueva. Es una copia de lo que hacían los nazis y los soviéticos para espiar a la población y mantener el control político dentro del sistema.
Uno de los ideólogos más radicales de la 4T, Epigmenio Ibarra, se encargó de convencer al Presidente de iniciar la ruptura. “Revolución que no se da prisa puede fracasar”, “apuremos el paso”, le dijo al mandatario en un video.
El presidente se propuso, desde que la pandemia tocó a las puertas del país, que las cifras se manejarían como secreto de Estado para evitar que los destrozos afectaran la imagen de la 4T.
Es un mensaje que justifica la violencia contra la mujer y la presenta como inferior, conflictiva y sin control, causante de la desesperación de un hombre que tiene que contar hasta diez para no golpearla, ofenderla o asesinarla.
¿Quién es “el viejo del sombrerón”? Legislador del partido Morena, presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Senadores y un prominente empresario que siempre se ha visto favorecido por los gobiernos.
Un cuestionado Poder Judicial, criticado en los últimos tiempos, por su evidente sumisión ante el Presidente de la República, decidió, esta vez, que el Martillo de la Justicia protegiera el principio de no reelección.
López Obrador sólo se junta e identifica, –como todos–, con sus iguales. ¿Y quiénes son sus iguales? Los Bartlett, los Napoleón Gómez Urrutia, los Bejarano, los Gustavo Ponce, los José Luis Abarca y todos los que estén dispuestos a persignarse con la mano izquierda y robar con la derecha.