Transparencia sindical
No se equivocan del todo quienes aseguran que detrás de la reforma laboral enviada por el presidente Felipe Calderón al Congreso como iniciativa preferente existe la intención de poner a prueba al PRI.
No se equivocan del todo quienes aseguran que detrás de la reforma laboral enviada por el presidente Felipe Calderón al Congreso como iniciativa preferente existe la intención de poner a prueba al PRI.
El 31 de enero de 2012, James Clapper, titular de la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, dijo a los senadores de ese país que “los cárteles de la droga de México contribuyen a la inestabilidad en Centroamérica”.
Enrique Peña Nieto ha quedado en medio de “dos Méxicos”. Entre el México viejo que se resiste a cambiar, que huele a carroña y a humedad de panteón, y el otro que busca formar parte de la modernidad.
El primer informe de gobierno de Eruviel Avila estuvo plagado de señales políticas. La primera y más importante de ellas —dentro de un contexto social en el que hay 52 millones de pobres— es que el mexiquense dio un mensaje desde la Calle. Hizo hablar al niño invidente y al escolar descalzo, a la mujer desempleada, al joven recién egresado y al ciudadano agredido por la inseguridad.
Infundado, infundado, infundado. Es el término que más utilizaron los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
La creación de un instancia ciudadana y autónoma que permita inaugurar una nueva relación entre los medios de comunicación y el poder público puede llegar a ser tan vanguardista como se quiera.
La distancia que existe entre el primer domingo de julio —día en que, por ley, se llevan a cabo elecciones para renovar el Congreso y elegir presidente de la república— y el 1 de diciembre en que rinde protesta el nuevo titular del Ejecutivo federal abre un vacío de 152 días que, en las actuales condiciones, resulta suicida para la estabilidad.
La decisión de poner fin a gobiernos encabezados por un militar resguardó al Ejército mexicano, durante seis décadas, del peligroso juego del poder.
“¡Serénense! ¡Que no es para tanto!” Eso les diría el demócrata Andrés Manuel López Obrador a las víctimas de los abusos cometidos por un gobierno presidido por él
Miguel Angel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal electo, declaró que trabajará con el próximo presidente de la república —“se llame como se llame”— y que no tendrá objeción alguna en aparecer a lado de Enrique Peña Nieto.
La mejor respuesta a la estrategia desestabilizadora del lopezobradorismo —anunciada en Atenco por la llamada Convención Nacional contra la Imposición— fue la reunión que se llevó a cabo en Los Pinos entre el presidente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, para iniciar los trabajos de la transición presidencial.
Durante seis años, la gobernabilidad del país sufrió las consecuencias de una presidencia inconsistente. La relación entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, entre el presidente de la república y los gobernadores, siempre estuvo marcada por la incertidumbre y la desconfianza.
Que no se mal entienda o distorsione la frase. Decir que México necesita un presidente de la república fuerte no significa proponer un gobierno autoritario o el regreso al presidencialismo absolutista de otros tiempos.
La táctica desestabilizadora que ha venido construyendo Andrés Manuel López Obrador para invalidar los resultados electorales coloca en el centro del escenario nacional al presidente de la república, Felipe Calderón, y al jefe de Gobierno del Distrito Federal, dos piezas políticas que estarían obligadas a desactivar el intento de romper el orden constitucional.
Quienes conocen la formación institucional de algunos que hoy militan en el “gabinete” de Andrés Manuel López Obrador se preguntan, con sobrada razón, si esos secretarios virtuales siguen convencidos de las convicciones democráticas del candidato de las izquierdas, o si a estas alturas ya tienen serias dudas.
A su manera, forzado por los reporteros y las constantes acusaciones que se le hacen, de buscar incendiar las elecciones, Andrés Manuel López Obrador dijo que firmaría una carta compromiso para respetar el resultado de los comicios.
La trasgresión de López Obrador era clara, no sólo por intentar recaudar un monto que triplica lo permitido por la ley, sino por la presencia de agitadores extranjeros como Costa Bonino, que se especializa en organizar “golpes sociales” para beneficiar a sus clientes.
Aquella frase de Felipe Calderón, pronunciada en algún lugar de Los Pinos, sin duda en una noche infortunada, vuelve como reptil a serpentear en medio de la sucesión presidencial: “Prefiero entregarle la banda presidencial a un militar, ¡a cualquiera!, antes que a un priista”.
Los políticos, como cualquier ser humano, son absolutamente predecibles, sobre todo, después de haber estado expuestos durante más de veinte años ante la mirada de la opinión pública, como es el caso del candidato del PRD a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Germán Martínez Cázares, exdirigente del PAN, publicó recientemente en el periódico Reforma un artículo que tendría otra relevancia si no se tratara de uno de los hombres más cercanos a Calderón.