Las ecuaciones del 2015
Los triunfos obtenidos no son para repicar campanas, aunque reflejan un síndrome de competitividad.
Los triunfos obtenidos no son para repicar campanas, aunque reflejan un síndrome de competitividad.
Las dos peores derrotas a las que puede enfrentarse un sistema político contemporáneo son el fracaso de su autoridad y el fracaso de su libertad.
Si algún día se iniciara la declinación irreversible de los actuales partidos, el PRI sería el último en extinguirse.
México ha dejado de ser solamente un país de tráfico para convertirse en un país de consumo.
Mucho se ha hablado de la existencia de tres Méxicos.
La orquesta política descoordinada y desprevenida puede convertir el mejor de los proyectos políticos en un monumento de lo estúpido y de lo inútil.
Casi nunca piensan en nuestro presidencialismo, en nuestro federalismo o en nuestro liberalismo.
Ojalá que el tiempo nos anuncie a los mexicanos que las reformas fueron para el bien de nuestro pueblo y para el bien superior de México.
Llevamos varios años inmersos en un batidillo de escándalo pestilente.
En todas las épocas, ha existido la modernidad, la innovación, la vanguardia, la avanzada, la primicia, el invento o el descubrimiento.
El valor de la política es lo único que nos podría alejar de la barbarie, de la sinrazón y de los odios.
Los éxitos sólo se recuerdan veinticuatro horas porque el asunto de mañana los reduce a nimiedad.
La historia financiera de México la profetizó López Velarde al referirse a la patria que vive al día, “de milagro, como la lotería”.
El discurso norteamericano apunta a la revaloración del papel que puede desempeñar en el futuro una América unida.
Interpretación de la historia que condena a cada pueblo a un destino karmático, fatal, ineludible, invariable e inevitable.
Estos síntomas nos anuncian de qué tamaño es la bomba. Lo que no se nos garantiza es de qué tamaño es la mecha.
Hemos sido enterados de que un grupo de cadetes navales mexicanos fue a Polonia a invitación gubernamental expresa. En un momento de asueto concurrieron a una playa donde fueron agredidos por una banda de hooligans polacos y se dice que el motivo fue de prejuicio racial. De inmediato nuestra Cancillería tomó cartas en el asunto para pedir explicaciones y exigir castigos.
La diplomacia mexicana logró reconocimientos mundiales. La “escuela de Tlatelolco” tuvo insignes diplomáticos.
Muchos ni lo tomaron en cuenta y pusieron sordera ante la necedad.
El Pacto por México es un instrumento idóneo para la vigorización de la gobernabilidad, por lo menos la legislativa.