El Papa sabe

En este país no hay día sin escándalos, algunos mayores otros mínimos, pero que crean todos este malestar que estamos viviendo. Uno de los pequeños escándalos recientes que no quiero dejar sin comentar es aquel en que el papa Francisco expresó su temor de que la Argentina, su país, pudiera mexicanizarse. Esta declaración privada puso, sin embargo, nerviosos a los altos niveles del poder que se apresuraron a minimizar esta opinión, sin atreverse, claro, a iniciar una polémica con el jefe de la Iglesia católica.

Mal espectáculo/I-III

En el siglo XX se dieron grandes avances en el espectáculo político. No quiero dejar de reconocer a un genio del mal, pero genio en fin, que se llamó Dr. Joseph Goebbels que es la otra luminaria del siniestro equipo nazi. Goebbels, el gran precursor, quien descubrió el poder de la radio sobre todo como instrumento de dominio político pero también tenía su corazoncito por el cine, un medio en el cual se sentía sumamente feliz.

Cubita, mi amor

No, no quiero escribir de Ayotzinapa porque estoy muy enojado. Pero permítanme una celebración personal, en estos días en que se abren aunque sea por unos momentos las puertas de la esperanza. Y consciente de que se trata tan sólo del principio de un proceso que puede ser difícil: el retorno de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que fue propiciado por los canadienses y el papa argentino.

Horrendo

El Estado mexicano en que estamos viviendo vive las más extrañas paradojas: quisiera subrayar una que últimamente ha provocado un verdadero escándalo internacional, una verdadera catástrofe de imagen pública. Me refiero, claro, a lo que es sólo la punta del iceberg, el de los estudiantes desaparecidos misteriosamente y que se han simplemente volatilizado, creando una ola de mala imagen para este pobre país a lo largo del mundo.

La guerra que se inició en 2200 antes de Cristo

Se trata del problema más endiablado (o más divino) de la historia, y me refiero, claro, al conflicto Israel-Palestina, cuyo origen primero habría que buscarlo en el año 2200 antes de Cristo, cuando un rico patriarca que conocemos como Abraham sale de su tierra en Ur de los caldeos hacia una tierra que su Dios que conocemos como Yahveh le ha prometido y que conocemos como Canaán.