Seguimos con rencillas roñosas disputas
Las ambiciones de poder parecen llevar a los grupos políticos y económicos a explotar nuestras contradicciones.
Las ambiciones de poder parecen llevar a los grupos políticos y económicos a explotar nuestras contradicciones.
Intentan secuestrar procesos que han sido constitucionalmente asignados a quienes fueron elegidos en las urnas.
Asumirán el poder. Y, quieran o no, se verán obligados a gobernar.
La militancia o no militancia de un ciudadano no lo descalifica para ocupar una posición en el sistema anticorrupción.
Ahora todos piden el diálogo. Lo habrá entre dos actores que mantienen posiciones inamovibles.
Resolver el grave problema de la contaminación ambiental exige aceptar sin rezongar medidas difíciles e impopulares.
Conforme avanzan las elecciones primarias norteamericanas, parece más real la posibilidad de que llegue a la Casa Blanca un movimiento populista de derecha encabezado por el billonario Donald Trump.
Ha ajustado otra vez su gabinete el presidente Enrique Peña Nieto. El cambio que más atrajo la atención del mundo político fue la salida de Emilio Lozoya de Pemex, reemplazado por José Antonio González Anaya.
La democracia no es ordenada, como quisieran los puristas. La democracia es tan desordenada como cualquier actividad humana, susceptible de desencadenas lo mejor y lo peor de nosotros.
En pocas ocasiones como el Año Nuevo es más evidente la veracidad de aquel viejo estribillo utilizado en los spots de El Heraldo de México: “hay quienes ven el vaso medio lleno, hay quienes lo ven medio vacío”.
Son muchos los corazones en México que latieron más aprisa por el resultado de las elecciones generales de España, en las cuales el Partido Popular, gobernante, no alcanzó la mayoría necesaria para formar gobierno, pero irrumpieron en tercer y cuarto lugar dos nuevas formaciones políticas: Podemos y Ciudadanos.
Durante la sesión postrera de este periodo ordinario de sesiones el Senado aprobó la reforma política del Distrito Federal, reforma largamente esperada y ansiada por tantos que creen que los ciudadanos de la ciudad de México hasta ahora han sido ciudadanos de segunda clase, aunque ese sea sólo un mito genial.
“La decepción de las ternas”, escribió en estas páginas de Siempre! el senador Miguel Barbosa, para luego proceder a proponer a sentencias que el actual sistema para elegir a los ministros de la Suprema Corte está agotado.
Arrecia día con día la campaña desde los partidos, diversas organizaciones no gubernamentales y sus aliados mediáticos para subrayar la gravedad del problema creado por la corrupción.
Los premios José Pagés Llergo que entrega la revista Siempre! no son un premio más de periodismo. No se trata de las complacencias de una de tantas cofradías regidas por el concepto del elogio mutuo, de pensamiento uniforme.
El gran reto para las elites políticas, económicas y sociales de la república es encontrar los puntos de coincidencia para alcanzar el objetivo que debiera ser de todos: atender el enorme lastre histórico de la pobreza y la desigualdad.
La alternancia trajo vientos frescos, democráticos, a una nación que vivió largo tiempo bajo lo que los santones de la ciencia política calificaron régimen de partido hegemónico.
Hace muchos meses, desde principios de 2015, en este espacio generoso de Siempre!, quien esto escribe puso a un artículo este título: “¿Qué se comió México?”
Hace unas semanas reptó desde las columnas políticas sociales un rumor: “hay un acuerdo entre PAN y PRI para repartirse las vacantes que a partir del 30 de noviembre habrá en la Corte”.
Disciplinadamente, con su inquebrantable lealtad a las instituciones de la república, una y otra vez los soldados y marinos de México han cumplido con las tareas que les ha encomendado la autoridad civil.