Un homenaje a Carballo como debe ser

Hay de homenajes a homenajes: institucionales, “oficiales”, los obligados porque no queda de otra, los post mórtem… pocos convocados por la sociedad, y muchos menos los que amigos, compañeros, familia ofrecen a una persona para simplemente reconocer los méritos del amigo y ofrecer su solidaridad. Fue “50 años de escritura periodística y literaria” uno de estos últimos, el pasado jueves 23 de julio, donde para recordar la trayectoria de Marco Aurelio Carballo se dieron cita (Hotel Geneve, salón Terraza) sus amigos más cercanos, los “cuates”, quienes se organizaron y convocaron a este sencillo y muy emotivo acto de “justicia” para la meritoria carrera de un escritor y periodista que, sin descuidar esta última profesión, decidió hace muchos años dedicarse a su otra vocación: la literatura.

El cuento inédito de García Márquez

El colombiano Ramiro Meléndez, productor de Mecánica Nacional, hubo de realizar tres viajes a España para visitar a Carmen Barcels, representante de Gabriel García Márquez, y así llegar a un acuerdo económico para lograr los derechos y llevar al cine, dirigida por Luis Alcoriza, una de sus obras; tenía en mente La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba o La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. Pero la verdad es que las exigencias eran muy altas a pesar de la recomendación del propio maestro.

Los laberintos de la mente: Benjy

Faulkner no es —admitámoslo— un autor fácil y sencillito de leer; es, sí, deslumbrante por su lenguaje, fascinante por sus historias, conmovedor por sus personajes… y terriblemente complejo en sus estructuras narrativas pero, quizá por eso mismo, un reto al que hay que enfrentarse, como mal dice un dicho, flojitos y cooperando para disfrutar a este autor ganador de un Nobel de Literatura (1950) por sus extraordinarias dotes de narrador, y también —agregaría yo—, retratista de un sur devastado y devastador, creador de Yoknapatawpha, esa región mítica que se parece tanto, tanto al verdadero Mississippi que lo vio nacer y que él amó y sufrió y conoció tan bien.

Los laberintos de la mente: Moncha

Una de las historias más tristes y a la vez más hermosas y poéticas de nuestro inmenso uruguayo Juan Carlos Onetti —que mucho desdice de su fama de sórdido y misógino, y autor a quien pese a su comprobada grandeza admiras o rechazas desde las primeras páginas (yo soy, con mucho, de las primeras)— es la que nos cuenta el regreso a Santa María de la vasquita Moncha Insaurralde, o Insurralde, un poco emparentada con la Penélope de la Odisea y la de Serrat, la una tejiendo, interminable, y la otra sentada en el andén; esa novia eterna esperando el retorno del amado sin saber —o quién sabe— si volverá.

Los laberintos de la mente: Lenny

Sin detenernos en definiciones que a fin de cuentas sólo sirven para etiquetar ¾a veces aquello que no entendemos¾, la literatura está poblada de seres dañados de una u otra manera. Y el daño debe siempre servir para algún fin en la historia ¾como detonante, para crear una atmósfera, para hacer avanzar la acción, como símbolo, bla bla bla…¾, y siempre debe desatar una respuesta en el lector, bien sea una empatía o un rechazo, si no, por qué otra razón habríamos de dañar un cuento. En fin, juegos de palabras que intentan ser reflexiones, o reflexiones que llevan a un juego de palabras.