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El superstar Francisco

La visita del papa Francisco quedó atrás. Alguna gente negó la utilidad de su visita, de acuerdo con una encuesta citada en radio. Como dijeron sus adelantados, Francisco no venía a resolver los problemas del país, sino, él lo dijo, como un peregrino, como un misionero. Por eso se negó a recibir a los “padres de los 43 desaparecidos”, que se hubiera entendido que bendecía a ese grupo político. Algunos pecaron de ingenuidad —se peca de todo—, dijeron que no se lo permitió el gobierno. El dolor es universal y no es propiedad de un sector específico de la sociedad.

Con Bowie algo de mí murió

Cuando murió el superstar británico David Bowie, el 10 de enero pasado, en Manhattan, Nueva York, me di cuenta, no sin nostalgia, que algo de mí había muerto o estaba a punto de ocurrir. Otros se han referido a sus valores musicales, las imágenes de sí mismo que gustaba mostrar a sus fans y algo acerca de su vida; así conocimos el barrio Brixton de Londres, donde nació en 1947.

Literatura o política en 2015

En el 2015 que terminó tuvimos la oportunidad de visitar el Universo de Farabeuf de Salvador Elizondo (1936-2000) en el Palacio de Bellas Artes. En una pequeña sala, que por el silencio y la penumbra que ahí imperaban parecía más un velatorio que una exposición sobre una novela publicada hacía cincuenta años. Después de cruzar el río de visitantes de las exposiciones de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, por la “magia” de la televisión, llegar al aposento de una novela intimista, de vanguardia en su momento, fue para mí, espectador único, como recogerse en la profundidad del ser o en la de la incógnita de la vida.

¿Era necesaria la Revolución Mexicana?

En días pasados (no) se festejó otro 20 de noviembre, día del inicio de la Revolución Mexicana en 1910, aunque el enfrentamiento de los hermanos Serdán con soldados del ejército mexicano se dio el 18. El 5 de febrero de 2016 se conmemorarán noventa y nueve años —en uno y dos meses más los cien— de la Constitución de 1917. Me anticipé a este último acontecimiento con mi novela* en la que el personaje leitmotiv, Emerenciano Guzmán, es un militante carrancista de Salvatierra, Guanajuato, de “la vida real”.

¿No oyes ladrar los perros?

Martín Luis Guzmán dijo en 1971: “aquí hay muchísimas cosas que no pueden hacerse públicas”, en una entrevista publicada en Proceso (18/junio/2010). Él se atrevió a decirlo, los demás se quedan con lo que “se puede decir”, que se toma como la verdad. Esto ha ocurrido siempre y está ocurriendo en México. Se dice lo que se puede decir y se hace lo que se puede hacer. Pero, ¿quién pone los límites? Las circunstancias del juego político, la mejor respuesta. También se puede decir y hacer de más, porque las circunstancias lo permiten.

Nos vemos al espejo y no nos reconocemos

Espanta la capacidad de autoengaño que tenemos los mexicanos, por ejemplo, en cuanto a nuestro origen. Entiendo que las naciones hacen su historia a su conveniencia, pero, ¿es la nación o un grupo que se ha apoderado de ella? Dicen que la historia la hacen los que ganan la guerra, victoria que es moldeada según los criterios de una minoría en el poder y la relata. México no es la excepción.