La noche de Peña Nieto
Los memes se multiplicaron para fijar una imagen desairada.
Los memes se multiplicaron para fijar una imagen desairada.
Seguramente pensará que Lincoln es una marca y que la democracia es una palabra común.
Las corrientes mantienen su inercia de repartición de un pastel cada vez más mermado.
El tricolor perdió porque algunos de sus gobiernos han sido nefastos, corruptos y represores; Javier Duarte es una prueba irrefutable.
El tejido social está erosionado y resulta, a todas luces, inadmisible que se “reconozca” a quien hace apología del crimen.
La violencia detonó hace mucho tiempo, se disparó como arma automática y los daños no concluyen.
La canteras rosa, las calles estrechas, el crecimiento anárquico son elementos presentes.
La legisladora enfila sus esfuerzos para presentar una propuesta maridada con la censura que hace evocar la Inquisición.
El acarreo ya no es distintivo sólo del PRI y las ideologías ya no son la bandera, la historia se olvida o se ubica en los archivos.
En una democracia es legítimo, incluso necesario, que las opciones se diversifiquen.
Las secuelas se padecen en el diario vivir, las crónicas cotidianas así lo describen, las narraciones destilan pavor.
Los michoacanos desean la paz aunque algunos malosos lucran con el terror para traficar miedo y cobrar muertes.
Grupos partidistas casi lo secuestran como si hubiese sido uno de sus cuadros.
Son los diputados los peor evaluados por la población, incluso por debajo de la policía.
Tienen la convicción de haber combatido a los infieles como lo mandatan sus dogmas.
Hace 22 años que fue asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta, un 23 de marzo de 1994, las balas dibujaron los signos de la fatalidad para acabar con una candidatura y rasgar la certidumbre en un país con alta dosis de brutalidad
Tuvieron las agallas de las que carecieron los gobiernos omisos que escurrieron el bulto.
El tricolor ya casi llega a los noventa años y no hay intentos para una reforma a fondo.
Vivir el presente con la mira en el futuro es una tradición en nuestro país, vivimos el 2016 aunque la mira de los principales actores políticos ya está fija en los comicios de 2018 en los cuales se habrá de registrar un nuevo elemento que bien puede definir escenarios, nos referimos a las candidaturas independientes que ya han sumado puntos a favor.
La ultraderecha nunca presagia algo positivo, regularmente camina de la mano del fanatismo derivado de los dogmas medievales y las ideas ultramontanas; Donald Trump es un botón de muestra que no deja de vociferar su odio al que convierte en bandera para promover su campaña en busca de la Casa Blanca, sus discursos son la medida de una oscura personalidad.