Y tras las elecciones… el desencanto sigue ahí
Tras los resultados, candidatos y dirigentes de todas las siglas se acusan de fraude. Patético, pero cierto.
Tras los resultados, candidatos y dirigentes de todas las siglas se acusan de fraude. Patético, pero cierto.
El pueblo tendrá una candidata legítima con la cual analizar sus problemas en común.
Reiterada promesa de que ahora sí las tarifas eléctricas serán accesibles para toda la población.
Han asesinado el fundamento la justicia social de la Constitución de 1917.
Los supuestos “tiburones” sometidos a proceso resultan simples charalitos.
Buscan crear distractores que oculten sus desaciertos y responsabilidad en el daño ocasionado a los recursos y riquezas nacionales.
Sin excepción, todos partidos comparten la teoría capitalista del libre mercado.
Le gusta compartir millonarias prebendas pero no asumir responsabilidades.
La mayoría de quienes otorgaron su anuencia ni siquiera analizaron los pormenores de la reforma energética y sus leyes secundarias, ni midieron sus consecuencias.
La promesa de bajar las tarifas eléctricas no se ha cumplido.
El cierre de la refinería de Azcapotzalco nada tuvo que ver con asuntos ambientales.
Las huellas de su complicidad están por doquier y deberán compartir las culpas de esta innegable traición a la patria.
Bajo la “falsa austeridad”, se ha acentuado la mala distribución del ingreso y las desigualdades sociales.
El recorte al campo terminará por dejar la población rural del país, a merced de la delincuencia organizada.
El discurso revolucionario y humanista del comandante Fidel Castro debe ser retomado como la bandera de lucha de los oprimidos de todo el mundo.
Quedaron, como en años anteriores, la reactivación de la economía y las apremiantes necesidades de la población.
Los manipulados contenidos de los medios de comunicación los que nos han impuesto patrones culturales extranjerizantes.
Se ha dado un retroceso precisamente a la contratación colectiva y al acceso a la seguridad social.
Esta lucha, digna en todos los sentidos, pronto retumbará en el Congreso.
La sociedad debe estar al alba para evitar un nuevo quebranto a sus derechos.