La mediocre “inteligencia” del plagiario
Alguien me dijo una vez que para plagiar se requiere inteligencia, a fin de que nadie se dé cuenta del robo.
Alguien me dijo una vez que para plagiar se requiere inteligencia, a fin de que nadie se dé cuenta del robo.
Uno de los últimos libros de Carlos es una antología de casi quinientas páginas: Consejos para escritores, donde desfila una gran cantidad de decálogos, credos, preceptos, consejos, mandamientos para oficiantes de la escritura.
La poesía de Armando Pereira.
El olvido de sí puede volverse recuerdo incluso sin una representación tangible, como puede ser la fotografía.
A eso se refieren Quiroga y Monterroso, entre otros muchos (todos coinciden en eso), cuando definen el trabajo del artista.
Ahora están de moda los “escritores” que no leen, aquellos que sólo buscan la “fama” y los reflectores, aunque sean efímeros.
Lo más cercano al individuo y, por tanto, a la originalidad no es el tema ni el diálogo con otras obras, sino el estilo, la forma con que se trata ese tema o ese diálogo.
Todo empezó cuando a alguien se le ocurrió dividir al individuo en cuerpo y alma.
El dominio mediante la violencia justificada por la legalidad se da, ya para proteger el sistema social de los rebeldes, ya para obtener o conservar el poder económico y político.
En La casa de la presencia, Octavio Paz afirma que su primer ensayo es de 1941.