Tan pronto viene el Informe como llega su olvido
He aplaudido al orador, de la misma manera como los invitados al banquete de bodas aplaudimos la llegada de los novios.
He aplaudido al orador, de la misma manera como los invitados al banquete de bodas aplaudimos la llegada de los novios.
Como en las guerras, también los vencedores han empezado a cargar sus féretros.
Que no vaya a empeñarse en salvarse a sí mismo antes de salvarnos a nosotros.
Hay muchos que creen que la política es sencilla y accesible para todo el que se le ocurra meterse a gobernar un municipio, un estado o un país.
Hablaba Francisco de Asís de un carnicero de aldea que disfrutaba de ver cómo los perros famélicos se extasiaban mirando, desde la puerta de su local, los jamones y los embutidos.
¿Siempre los débiles lo serán verdaderamente? La historia muestra la fortaleza que muchos pueblos han extraído, precisamente, de la postergación.
La pobreza, la injusticia, la inseguridad y la guerra son algunos ejemplos de ellas. Duelen, asustan y lastiman.
Hasta que la vi, nunca había visto una fotografía de la dignidad. No suponía, incluso, que la dignidad se podía retratar.
Gobernantes requieren que sus más cercanos los equilibren ante sentimientos encontrados y confusos.
En la guerra suele haber objetivos específicos, mientras que la lucha contra el crimen no los tiene.
Cuando cinco abogados discuten sobre problemas de constitucionalidad o de amparo, difícilmente encontraríamos dos que estuvieran de acuerdo.
Si el poder no se ejerce por quienes están legitimados para ello, se ejercerá por otros, pero no se dejará de ejercer.
Debo reconocer que a veces me gustaría creer en la inmanencia de la justicia.
No soy de los que piensa que la mayor virtud de un sistema político sea su pureza.
Reconoce que el pecado que aqueja a su institución no proviene de sus enemigos sino de su interior.
Si en algún lugar la pobreza está indisolublemente ligada con la política es en México.
Es de políticos inteligentes prometer lo que va a suceder. Eso los viste de adelantados, vanguardistas y hasta visionarios.
El fuete es un instrumento de mando, de estímulo y hasta de control. Al perderse se pierde la velocidad, se pierde el paso y, casi siempre, se pierde la carrera.
La cultura no es un fenómeno estático sino dinámico. Por eso, los individuos y las sociedades evolucionan o involucionan culturalmente.
Muchas teorías señalan que el itinerario lógico de los delincuentes sería pasar de forajidos criminales a perseguidos políticos.