La vida cómica y trágica de Pedro Infante
Tres vidas privadas: Pedro Infante, Irma Dorantes y María Luisa León.
Tres vidas privadas: Pedro Infante, Irma Dorantes y María Luisa León.
Susana Alexander ha sabido reconocer en este clásico no solo la diversidad de matices que ofrece, sino la amplia variedad de temas neurálgicos que su autor aborda aquí con chispa y sabiduría.
Un buen crimen puede ser esplendoroso y en el caso de Pancho Valentino ha sido coronado por una aureola de publicidad; una buena boda como la de María Félix puede ser también esplendorosa.
Rafael Solana escribió en el número 1092 de la revista Siempre!, un emotivo texto sobre la muerte del poeta y diplomático mexicano, Jaime Torres Bodet.
La cultura hoy, mañana y siempre ofrece su edición 150, con textos sobre la exposición Pinta la Revolución, Trump, Michel Foucalt y Rafael Solana, entre otros temas.
Rafael Solana dejó escritos sólo cuatro libros de ensayos: Leyendo a Loti (1959), Leyendo a Queiroz (1961), Oyendo a Verdi (1962) y Leyendo a Maugham (1980).
La cultura hoy, mañana y siempre, en su edición 149 ofrece textos acerca de judaismo, los premios Óscar, Elena Garro y Rafael Solana.
Podemos decir que el manejo del “subtexto” o “metatexto” (presente también en sus cuentos) es empleado, por parte de don Rafael, de manera magistral, ya que estamos ante una “Literatura con mayúscula”.
La Cultura hoy, mañana y siempre, edición 148.
Don Rafael llegó a decir que después de Rodolfo Usigli, él fue quien rompió con la tradición en la que “los autores se presentan furiosos contra el gobierno, las costumbres, la familia, los padres, los hijos”.
La edición 147 del suplemento cultural “La cultura hoy, mañana y siempre”.
Rafael Solana a lo largo de 30 años escribió siete libros de poesía, los cuatro restantes fueron: Cinco veces el mismo soneto (1948), Alas (1958) y Las estaciones (1958); el último fue Pido la palabra (1964).
Para el teatro, que quizá constituyó la gran pasión de Rafael Solana, y que vio y disfrutó como simple espectador, crítico, promotor e incluso hacedor, escribió cerca treinta comedias.
Proporciona él mismo una frase, un verso, que podría servir de epígrafe a un artículo sobre su persona: “No leemos a otros; nos leemos en ellos”.
Hace pocos días, con motivo del traslado a la Rotonda de los Hombres Ilustres de los restos de su hermano Silvestre, aquí mismo me refería a José Revueltas como otro de los retoños distinguidos de una familia ilustre, a la que pertenecen también el pintor Fermín, fallecido hace muchos años, y la actriz Rosaura, única superviviente, mientras, en una generación posterior, llega a brillar un hijo de José, que es violinista ante un atril en una de nuestras principales orquestas sinfónicas.
Volvió a mi memoria, con ocasión de la muerte del Cardenal Miguel Darío Miranda, y pocas horas después la reunión en Monterrey de un Foro Nacional de Consulta sobre la Educación Básica en México, presidido por el Secretario González Avelar, un hecho ocurrido hace más de 20 años, y sobre el que durante muchos guardé completo silencio, pero del que ya creo poder hablar, pues han fallecido sus dos principales personajes.
Puesto a memorizar (y muchos años esperé para ello, pero creo que ya me toca) vuelvo los ojos al pasado y entre las estampas que vienen a mi memoria encuentro una llena de juventud y de frescura: habrá sido allá por el año de mil novecientos treinta y pocos, es decir, han pasado ya más de cincuenta inviernos desde entonces, una mañana de sol nos encaminamos un grupo de jóvenes a la Procuraduría de Justicia, cuyas oficinas estaban en ese tiempo en la primera cuadra del Paseo de la Reforma, región de la ciudad que nos era más conocida por la ubicación en ella del “Walkiki”, que era una muy popular sala de baile e ingestión de bebidas, que por ningún otro motivo.
El primer Revueltas de que tuve noticia, en mi extrema infancia, fue el pintor, Fermín.
El escritor Stefan Zweig los ha llamado “momentos estelares de la Humanidad”, pero algunos autores opinan que quienes los viven no saben reconocer esos momentos.
Dramaturgo, periodista, crítico teatral, cronista taurino y guionista de cine. Originario del puerto de Veracruz, nació el 7 de agosto de 1915 y a la edad de 14 años se inició en el periodismo, oficio que ejerció por más de 63 años en diversos diarios como El Universal, Excélsior, El Día y la revista Siempre! Falleció el 6 de septiembre de 1992 en la Ciudad de México.