Latinoamérica ante el coronavirus y otras pandemias
Estas pandemias políticas y sociales también enemistan a gobiernos y pueblos en América Latina. Son, en fin, pandemias que rechazan a la ONU y sus agencias especializadas como la OMS.
Estas pandemias políticas y sociales también enemistan a gobiernos y pueblos en América Latina. Son, en fin, pandemias que rechazan a la ONU y sus agencias especializadas como la OMS.
Aunque no se trata de dirigentes políticos, amerita destacarse la presencia de mujeres empresarias al frente de poderosos consorcios en China, a pesar de que la equidad de género es una asignatura pendiente.
El peligro está siempre latente en los países del continente, cuyos gobiernos y sociedades nacionales se enfrentan al desafío de ser, como Unión Europea, cada vez más Europa, sin dejar de ser países con su propia identidad.
También me refiero a la reelección del impresentable Luis Almagro como secretario general de la OEA, que hoy, manoseada por los Estados Unidos y sus corifeos como Colombia, vuelve a ser Ministerio de las Colonias.
Me concreto a subrayar que esta pandemia hoy puede ser –dicen analistas serios– “el mayor rival electoral” de un Trump torpe, que no sabe cómo enfrentarla.
También es noticia la preparación, en Chile, del plebiscito del 26 de abril, en el que los ciudadanos, más de 14 millones con derecho a sufragar, decidirán si debe iniciarse el proceso para elaborar una nueva constitución.
Al mismo tiempo, la diplomacia independiente y la aspiración brasileña de alcanzar estatura mundial con el ejercicio inteligente del poder suave, se ha convertido en discurso belicista.
En cuanto a Venezuela, Guaidó abandonó subrepticiamente el país, se entrevistó en Bogotá con el secretario de Estado Mike Pompeo y el presidente colombiano Iván Duque para obtener apoyos.
Y los gobernantes se encargaron de presumirlo y aprovecharlo políticamente –a veces sucumbiendo a la tentación bonapartista de perpetuarse en el poder, cuyo castigo fue, para algunos, perderlo–.
Irak también registra, desde el 1º de octubre, protestas contra la corrupción y el desempleo, así como contra la influencia de Irán en el gobierno de Bagdad, dominado por los chiitas
A través de la historia de la humanidad han existido innumerables dictadores y supuestos iluminados que llegan al extremo de creer personificar la voz soberana del pueblo.
Hoy las turbulencias, que se han extendido a Colombia, siguen en nuestras latitudes. Pero, además, la protesta se ha extendido por otros continentes, tanto en regímenes de izquierda como de derecha.
Rusia es el país más grande, en superficie, de la tierra, y con el mayor número de fronteras físicas: con países de Asia y de Europa, con el mundo musulmán y en la costa ártica.
Hoy, sin embargo, la derecha parece perder fuelle y las turbulencias sociales en varios países, así como los comicios en otros, hacen suponer que el péndulo político oscila de nuevo hacia la izquierda.
Paralelamente al sainete británico, varios países europeos celebran elecciones, algunas interesantes porque revelan los tics de la democracia, que en estos tiempos la fortalecen o la desvirtúan.
Si esta “caza de brujas”, contra Trump, como él calificó a la investigación encomendada a Mueller sobre la trama rusa, no lo ha afectado legalmente, hoy lo persigue de nuevo otra “caza de brujas”.
La conclusión de esta rápida ojeada a la actividad diplomática del gobierno de la 4T en foros internacionales es que la ausencia del presidente en las cumbres celebradas es lamentable.
Lo cierto también es que el fin de la historia, con el arribo del liberalismo democrático y el libre mercado, que preveía Fukuyama, está lejos de ser la única realidad.
Entre los temas a abordar se ha planteado el de las tensiones comerciales, la lucha contra la desigualdad de oportunidades, el medio ambiente y la protección del planeta a través de una transición ecológica justa.
Creo que a través de la historia de la Humanidad hemos tenido flashasos de luz, pero predomina el impulso salvaje que todos tenemos dentro.