La Diplomacia Papal
Un vistazo a sus publicaciones en medios escritos y electrónicos confirma su preocupación en temas asociados con rezagos sociales, exclusión y guerra, entre otros.
Un vistazo a sus publicaciones en medios escritos y electrónicos confirma su preocupación en temas asociados con rezagos sociales, exclusión y guerra, entre otros.
El novel papa también abreva de su antecesor Francisco, quien fuera activo promotor de una narrativa de denuncia de la injusticia social, la migración y la protección del medio ambiente.
En un contexto mundial incierto y peligroso, el nobel pontífice puede desplegar las herramientas diplomáticas de la Santa Sede para dirigir la convivencia global hacia un destino sustentado en valores comunes y en el respeto al orden jurídico.
Desde luego los “sismos” trumpianos derivados de golpes comerciales a países y regiones, así como de insolentes amenazas de intervención y despojo de territorios -que son atentados contra la soberanía-.
Y, de vuelta a los sucesos reales de la elección de León XIV, es de recordarse que él y cualquier cardenal estadounidense cargaban con el impedimento de ser nacionales del país más poderoso del globo…
En este contexto y porque cuenta con el capital político, diplomático y moral necesario, la Santa Sede puede contribuir a mejorar la convivencia entre las naciones.
Un Papa jesuita, reformista, pragmático con gestos de acercamiento a la gente, está en riesgo de que su sucesor sea un conservador que de un viraje en esa dirección.
La ascendencia italiana de este joven Jorge Bergoglio aludiría al mal traído dicho de que, a diferencia de mexicanos, brasileños, peruanos y colombianos que descendemos de indígenas, los argentinos “descienden de los barcos”.
Francisco ha conducido al catolicismo en un mundo agitado, donde el relativismo cultural y la herencia conservadora de Juan Pablo II y Benedicto XVI propician que los templos estén vacíos.
En la globalización, el buen posicionamiento atiende los intereses nacionales de quienes procuran la interacción soberana con un mundo en proceso de cambio, donde no hay nada escrito y los riesgos con frecuencia sobrepasan a las oportunidades.
Partícipe de una realidad inescapable, la Sede Apostólica ya no puede sustraerse al escrutinio público sobre los problemas que la aquejan, en particular en casos de corrupción y pederastia, que son de alto impacto.
Se trata, sin duda, de un tema que además de llamativo ha despertado la imaginación de muchas personas y permitido a otras hasta hacer dinero, gracias a la necesidad de creer que no estamos solos en la galaxia, además de que es un asunto que han abordado de diversas maneras gobiernos de todo el mundo.
Esta corriente fue perseguida y algunos de sus impulsores fueron sancionados.
Pide a lo padres practicar un acto de solidaridad “para afrontar la realidad superando los comprensibles miedos y alejarse de quienes emiten consejos rápidos para interrumpir el embarazo”.
Jorge Mario Bergoglio calificó como “perros salvajes” a sus acusadores de encubrir a pederastas.
El Vaticano se limitó a expresar “vergüenza y dolor” y calificó los hechos de criminales.
Las acusaciones contra el Papa Francisco avivan el fuego de una batalla de poder disfrazada de ortodoxia religiosa.
Ha dirigido una carta a los católicos en la que expresa la “vergüenza” y el “arrepentimiento” de la Iglesia, tras el último escándalo de Pensilvania.
Los detalles del informe son escalofriantes.
Francisco les ha acusado de destruir pruebas sobre abusos a menores.