¿Cómo arreglar el mundo?
El esbozo del tema demanda considerar aspectos estratégicos y los intereses concretos de todos los estados, así como factores de ruptura, continuidad y estabilidad económica, política y social.
El esbozo del tema demanda considerar aspectos estratégicos y los intereses concretos de todos los estados, así como factores de ruptura, continuidad y estabilidad económica, política y social.
Cuando se fundó la Organización de Naciones Unidas, en 1945, había un considerable número de pueblos y países coloniales, cuya suerte estaba atada a los intereses de las metrópolis.
En el plano interior, las políticas de seguridad aspiran a garantizar la habilidad de los gobiernos para ejercer soberanía y mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado.
El largo proceso de descolonización, el desarrollo progresivo de los Derechos Humanos y, sobre todo, el auge y caída del bloque socialista, han dejado al mundo con muchas aspiraciones y otras tantas orfandades.
El propio Zuppi ha aclarado que la meta es “contribuir a aliviar las tensiones”, en tanto que el Papa considera que la paz “se va a logar el día en que puedan hablar, o ellos dos [Rusia y Ucrania] o a través de otros”.
En la globalización, el buen posicionamiento atiende los intereses nacionales de quienes procuran la interacción soberana con un mundo en proceso de cambio, donde no hay nada escrito y los riesgos con frecuencia sobrepasan a las oportunidades.
Es así, entre varios motivos, porque las potencias, en abono a sus intereses, durante décadas han violentado normas jurídicas, lo que ha mermado su liderazgo…
Para la paz y la pacificación, es fundamental. Vigila conflictos potenciales y los contiene; al hacerlo aporta a la estabilidad de sistemas políticos variopintos. También es útil porque disuade la violencia mediante su uso o la amenaza de su uso.
En el tránsito de lo que fue y de lo que se espera que sea el ordenamiento mundial del porvenir, las narrativas académicas y políticas son variopintas y, a veces, acomodaticias y circunstanciales.
Recuérdese que el mismo presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en entrevista del 4 de agosto al diario hongkonés South China Morning Post, expresó su deseo de hablar con Xi, consciente -decía- de que “la influencia de China sobre Rusia” le daba poder para conseguir que Putin acordara la paz con Kiev.
Si el artefacto procedía de Rusia, ello amenazaba con escalar el conflicto, implicando, por lo pronto, a la OTAN. Por fortuna prevaleció la prudencia y pudo, más tarde, saberse que el misil era de procedencia ucraniana y cayó por accidente en Polonia.
El deporte abre una ventana de oportunidad para que, a través de su práctica, se fortalezca el tejido social, ahí donde está lastimado y se impulsen sentimientos de corresponsabilidad.
Las condiciones especiales e incluso el estado de excepción que acompañan a agresores y agredidos en todo conflicto, se traducen de manera automática en el fortalecimiento de la legitimidad de sus respectivos liderazgos políticos.
La paz es frágil y de poca calidad. Es un producto perecedero, cuya frescura inicial se elogia pero que carece de capacidad para mantenerse per se. La paz se traiciona a sí misma porque nunca ha logrado deshacerse de elementos ideológicos.
En la globalización, concepto propio de la economía y sociología anglosajonas, o en la mundialización, como prefiere llamarle la tradición francesa, la paz, para ser de calidad, debe distanciarse de retóricas chauvinistas.
Esta fórmula, siempre virtuosa, pierde efectividad cuando incorpora componentes ideológicos y dogmáticos, que anteponen intereses de soberanías cerradas y criterios religiosos que cierran puertas, rigidizan procesos políticos y desvirtúan la requerida paciencia.
“Todos necesitamos vivir en paz”, sostuvo
Las nuevas generaciones dan por hecho que la paz está ahí y llegó para quedarse.
El Ejército, que quede claro, solo tiene una lealtad inquebrantable con el pueblo de México.
“Eso no tiene una aplicación en México, se escucha bonito, pero no tiene un referente concreto y material”: Emilio Vizarretea