Consulta inútil
¿En qué momento se nombra a los expresidentes? Si leemos con cuidado la famosa pregunta ¡en ningún momento, en ningún lado se habla de ellos!
¿En qué momento se nombra a los expresidentes? Si leemos con cuidado la famosa pregunta ¡en ningún momento, en ningún lado se habla de ellos!
Contrario a los convenios de coalición celebrados por MORENA y compañía, los del PRIANRD aseguraban la presencia de los tres partidos en “casi” igualdad de condiciones.
De la lectura del artículo se asume que el Dr. Barranco hizo uso de un usuario y contraseña que no le pertenecen y al cual no tiene derecho
No va a faltar el listillo que salga con la tontería y quiera rebatir que pertenecer a la clase media es aspiracional o que depende de la blancura de nuestra piel, para idiotas los propagandistas del actual régimen, no hay quien les gane.
Pero, este tipo de batallas electorales merecen del mayor de los consensos, la construcción de un frente amplio, el más incluyente, hoy día después de muchas pláticas, solo atendieron al llamado ciudadano el PRI, el PAN y el PRD.
En cada elección los partidos políticos a nivel nacional y local, llevan a cabo sus ejercicios más finos y acabados para ir tejiendo intereses nacionales y locales y llevar, con seguridad a los primeros 10 lugares de la lista.
Tampoco se nos olvida que casualmente el único partido de nueva creación, incómodo a Palacio Nacional, no recibió el registro como partido político nacional, o que su actual presidente está, digamos, en el ojo del huracán.
Hasta el nacimiento del Movimiento de Regeneración Nacional —MORENA— en 2014, los partidos políticos tradicionales —PAN, PRI y PRD— habían mantenido una militancia más o menos clara y definida.
En nuestro país ya en algún momento se pudo haber ratificado en el Senado de la República el Anti-Counterfeiting Trade Agreement mejor conocido como ACTA, cuya finalidad era la de generar facultades especiales para que las fuerzas del orden.
Por lo tanto, coaligarse incluso con partidos que se encuentran en la antípoda ideológica tiene un sentido incluso ético, entendida esta como la posición para valorar el comportamiento humano en comunidad.
Suponemos que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos para vivir en sociedad, todos tenemos el derecho para emitir nuestro voto, el cual vale lo mismo si es emitido por el ciudadano más humilde o el más encumbrado
Ni que decir del proceso de construcción de nuevos partidos políticos y la forma en la cual procesaron la votación al interior de comisiones y los gritos que pegaban algunos en la supuesta defensa del “estado laico”
Todos hemos tenido problemas en casa y sabemos lo que significa contar con un poco de recursos para atender rápidamente nuestras propias urgencias o emergencias, según sea el caso.
Con el fin de darle credibilidad al sistema electoral de nuestro país, fue necesario conformar una gran cadena de confianza engarzada por procedimientos y actos que transparentan las decisiones de las autoridades electorales.
El presidente y sus huestes han anclado el cambio social en la soberbia, la majadería, la destrucción, la división y el revisionismo histórico, para algunos la venganza pública puede ser importante.
En un muy justo reconocimiento histórico, fue en el priismo hegemónico cuando todas estas casas de estudio vieron la luz del día, quizás eso explicaría la necesidad de desaparecerlos, habría que preguntarle al partido dominante si esa es la razón.
Normalistas, padres de familia, enfermos de cáncer, maestros y otros, han encontrado en las vías del tren que cruzan Michoacán la solución parcial a problemas tremendos.
El que el partido en el poder no sea capaz de acordar un cambio de dirigencia, genera incertidumbre en el actuar de sus ejecutivos el federal, locales y municipales.
Cada día hay más cajuelistas, que ante la necesidad venden de todo, o intercambian sus productos por despensas, como una familia de artesanos oaxaqueños que se estacionan cerca de ella y prefieren intercambiar que vender,
Ahora bien, queda claro que el ejecutivo federal y su equipo verán la forma de torcer la ley hasta donde se pueda, justo para que en esos estados la imagen presidencial sea parte del debate público diario, permanente.