Elecciones o declaración de independencia en Cataluña
Medidas draconianas contra el mesianismo
Medidas draconianas contra el mesianismo
Una vía que destierre los populismos, las algaradas en las calles, el secuestro de la voluntad popular.
El daño a la tranquilidad política en la que se encontraba la Constitución española ya está hecho. La Unión Europea no le va a reconocer este tipo de separación.
El Govern actúa de mala fe. Lo mismo que el inquilino de la Moncloa. Sus lugartenientes echan leña al fuego y se disputan el primer lugar de las incongruencias más exquisitas y repudiadas.
Ya estamos que el voto por la independencia es otra cosa, no comparable a las que he puesto como ejemplo, pero tampoco hay un derecho humano, es decir, absoluto.
Franco, enemigo de vascos y catalanes o de todo liberalismo y libertad, asesino de comunión diaria.
Los independentistas creyeron que, las reacciones internacionales ante la actuación policial, y la cuestionada votación les serviría para llevar a una Declaración de Independencia exprés.
Cataluña es una solución ignorada por el centralismo español, o un problema que ya lanzó la bola de nieve del separatismo.
Puigdemont está convencido que no tiene respaldo internacional ni capacidad suficiente para controlar la economía regional, ya como país, y, mucho menos, las fronteras.
Lo peor del caso es que todo puede empeorar: los radicales independentistas podrían radicalizarse aún más. El futuro es desconocido. Ni los más reputados augures saben lo que pueda ocurrir.
Sembraron el terror contra un pueblo pacífico y desarmado. Hombres, mujeres y niños que pusieron el cuerpo y lograron una enorme victoria de votar contra viento y marea: Carlos Aznárez/Periodista catalán Resumen Latinoamericano.
En el 1-0 todos perdieron en la península. El Gobierno español por un lado, y el de la Generalitat por el otro.
El President asegura que irá a cualquier reunión política que se le cite para resolver el problema que él y sus amigos del PP han creado.
Mariano Rajoy mandó sobre los catalanes a la Guardia Civil, y desató la violencia contra lo que hasta entonces habían sido manifestaciones pacíficas.
Ya no hay marcha atrás: es imprescindible meterle mano a la Constitución del 78, actualizarla para resolver problemas similares y otros que se presentarán en el futuro.
El Govern “sólo obedece al Parlament, nueva legalidad de Cataluña…” expresa el president Carles Puigdemont, en un desafío a las normativas nacionales.
Quizá los españoles del resto del país no se preocupen tanto pero, si triunfa el independentismo catalán, sufrirán consecuencias imposibles de remediar.
Los pregoneros de la “libertad” son los mismos que en otros tiempos permitieron a Felipe González y a José María Aznar formar gobierno y perdurar.