El silencio de los influyentes
No soy de los que piensa que la mayor virtud de un sistema político sea su pureza.
No soy de los que piensa que la mayor virtud de un sistema político sea su pureza.
Reconoce que el pecado que aqueja a su institución no proviene de sus enemigos sino de su interior.
Si en algún lugar la pobreza está indisolublemente ligada con la política es en México.
Es de políticos inteligentes prometer lo que va a suceder. Eso los viste de adelantados, vanguardistas y hasta visionarios.
El fuete es un instrumento de mando, de estímulo y hasta de control. Al perderse se pierde la velocidad, se pierde el paso y, casi siempre, se pierde la carrera.
La cultura no es un fenómeno estático sino dinámico. Por eso, los individuos y las sociedades evolucionan o involucionan culturalmente.
Afortunados fueron López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, Salinas y Zedillo que no tuvieron que enterrar a un amigo y colaborador en funciones.
En un futuro cercano o lejano pero ineludible, los mexicanos estamos obligados a la previsión, a la concordia, a la reconciliación o, cuando menos, al perdón.
“Aquí nadie se cansa, nadie se asusta, nadie se enoja, nadie se pelea y nadie se raja.”
Las contiendas internas de los partidos políticos tienen el aspecto positivo de brindar ciertos mensajes de democracia interna y de remisión de las decisiones unipersonales cupulares.
El gobierno acusa fuertes dosis de impotencia pero la oposición revela grandes cuotas de ineficiencia.
Que estos acuerdos no nos resulten para las evocaciones del futuro como la carretera de mi pueblo ni sus protagonistas como aquel alcalde.
Tenía razón José Ortega y Gasset. El verdadero político no se contenta con pensar y con hablar. Tiene el frenesí de la creación. Hace y hace.
El juez en cuestión no violó la ley. Lo grave de este caso es que la cumplió. Urge un tratamiento universal de estos despropósitos.
Repentinamente, en tan solo una canción, pasó del menosprecio a la admiración, de las burlas a los aplausos y de la insignificancia a la notoriedad.
Aunque se diga que ya se acabó el “tapadismo”, el Presidente de la República ha dado el banderazo y con ello se ha iniciado la carrera por la sucesión presidencial.
Cuando aún no amanecía sonó mi despertador. Durante el camino fui haciendo anotaciones para no perder memoria de mi sueño. Me reí conmigo mismo.
No sé si los panistas están tristes, están preocupados, están enojados o una combinación de todo. Los discursos de sus siete aspirantes presidenciales parecen escritos por la misma pluma.
Los tiempos actuales son poco favorecedores para el entendimiento de conceptos políticos que, de suyo, son complicados. Aún en la mera teoría del aula y del libro no siempre resulta sencilla la comprensión de las características indispensables del Estado soberano: supremacía e independencia.