Ratificación y advertencia
Hay en el discurso presidencial un gran contraste entre los componentes de información sobre lo realizado y los elementos del mensaje político.
Hay en el discurso presidencial un gran contraste entre los componentes de información sobre lo realizado y los elementos del mensaje político.
“Creo que la evaluación decepcionante, es un gobierno que ha decepcionado y le quedan dos años muy cuesta arriba porque viene la segunda parte en la cual tendrá que controlar la sucesión que él mismo adelanto”.
“A juzgar por lo que vimos ayer en el Zócalo, las prácticas priyistas y panistas del acarreo, han sido importadas por los morenistas y sin que Morena pague regalías al PRI ni al PAN, aunque, quién sabe…”
Todo ese impresionante aparato demagógico, consigue su propósito: elevar casi a niveles de culto religioso al presidente, como un gigante vencedor en la lucha contra los demonios.
¿Realmente nadie dice ni hace nada? Ante los estropicios sistemáticos contra la mínima existencia de una república laica, democrática, federal y sustentada en la división de poderes y la exclusión del poder de los militares
Este Acuerdo debe inscribirse necesariamente en la también inconstitucional asignación de distintos proyectos y obras de infraestructura a las Fuerzas Armadas, pues en tiempos de paz no pueden realizar tareas que no se vinculen directamente con la disciplina militar.
Por lo menos el alto mando está tomando partido, siempre en las encuestas, en la confiabilidad de las instituciones era, o es, de los mejores calificados, no hay mexicano que no reconozca o tenga gratitud hacia sus fuerzas armadas por su abnegación y sacrificio, pero también por su neutralidad política.
“Se ratificó la adhesión de México al Tratado (T-MEC), es la columna vertebral del modelo neoliberal, entonces el discurso de Andrés Manuel es uno demagógico”.
Los gobernantes envueltos en la oratoria redentora de los pobres, se mostraron tal como son en realidad: oligarcas habituados a los derroches grotescos.
En ese contexto, al propio presidente de la República le preocupa la falta de resultados en materia de seguridad pública, pues es una cuestión que afecta a todos los estratos sociales.
“Eso sucedió en el PRD, al que le llevó más tiempo pudrirse a esos niveles de disputa por el poder, incluso con cuchillos en mano y a la vez que se busca un enriquecimiento”.
Mucha pena porque se trato de un mini discurso. Más propio de un alcalde de pueblo polvoriento que de un jefe de Estado. López habló como si estuviera en una “mañanera”, utilizó el espacio para burlarse de los oyentes, hacer propaganda de su gobierno y criticar a la ONU.
Dice el presidente que es para que nos enojemos. No presidente es para que nos riamos de lo que Usted dice. Porque eso sí, chistoso es.
Al parecer, nadie echó de menos, en esa asamblea, la inasistencia del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, “subcampeón de popularidad en el mundo”, según él mismo y una revista que, acaso, andaba jugando bromas.
Lozoya y López Obrador son tal para cual. Dos mentirosos arrogantes que desprecian la ley y que estuvieron de acuerdo en tejer un montaje para hacernos creer que México estaba ante un juicio histórico anticorrupción.
No es real que en el caso de la UNAM se haya perdido ese compromiso con la sociedad, tampoco es verdad que se haya entregado a una ideología, la Universidad siempre ha estado abierta a todas las corrientes de pensamiento.
No me cabe duda y no debiera caber duda de que la Universidad está atenta a los requerimientos de nuestra sociedad y sirve al ideal que anunció en su tiempo Justo Sierra de estar pendiente de la solución de los grandes problemas.
Constituyen esas declaraciones una agresión directa, sin tapujos contra nuestra máxima casa de estudios y creo que ese ataque, esa ofensiva reflejan por un lado la ambición del presidente de subordinar a las instituciones.
En esas tres etapas de síntesis social y cambio fue protagonista el recurso de la violencia, pero no sólo en la fase determinante de cada una de ellas, sino durante un buen tiempo posterior.
¿Qué buscan? Apoderarse de la UNAM, punto. Representan esa ala de izquierda estaliniana que pretende acabar con la libertad de cátedra para imponer el pensamiento único de una izquierda obsoleta.