Vienen semanas intensas para AMLO y Meade
Las encuestas sí poseen la capacidad de estimar tendencias y estados de ánimo con respecto a una elección.
Las encuestas sí poseen la capacidad de estimar tendencias y estados de ánimo con respecto a una elección.
Lo que se está despertando es la división, la soberbia, sin llamados a la unidad y menos aún a la humildad.
“Anaya sostuvo que entre él y su esposa ganan 400 mil pesos mensuales, pero documentos bancarios obtenidos por Proceso establecen que sus ingresos y los de su esposa son muy superiores a esa cantidad”.
En caso de que se determine que existen elementos para inculpar al candidato, se tendría que solicitar una orden internacional de captura por lavado de dinero.
Si López Obrador y sus fanáticos seguidores están tan seguros de que su salud está al cien por ciento, ¿por qué se oponen a hacer público su expediente médico? ¿Qué ocurriría si Anaya es culpable de lavar dinero, gana las elecciones y días después tiene que ser aprehendido?
La democracia no se afianza con mentadas de madre ni apelando a los juicios sumarísimos de una multitud.
Si la renuncia es parte de un movimiento de ajedrez esa medida será insuficiente si no es acompañada de decisiones contundentes.
La guerra de las encuestas también juega un papel importante, existen de todo tipo, el denominador común pone a López Obrador como puntero.
“Los empresarios vuelven a tener temor por López Obrador, no les genera confianza”: José Antonio Crespo / “Si bien vemos tendencias favorables a López Obrador, pueden pasar muchas cosas en dos meses”: Marcela Ávila-Eggleton / “Declinación, en la práctica, implica una renuncia, decir «con permiso, ya no puede hacerse nada»”: René Valdiviezo
La cultura y el arte no tienen espacio en las agendas de los candidatos. Las prioridades son otras.
¿Para qué o por qué Meade tendría que rendirse ante un Victoriano Huerta? ¿A quién le serviría esa declinación? No se engañen los asesores presidenciales: Anaya sería un verdugo implacable.
Los resultados no implican a estas alturas de la contienda que sean definitorios.
Una elección no se gana en un debate pero en un debate puede perderse.
Para los seguidores de los candidatos ganó su “gallo”, no reparan en los yerros o deficiencias sino que dan por hecho y por dogma que su aspirante arrolló.
Los números fríos no captan las emociones que afectan el voto popular, que lamentablemente no nace del análisis y la inteligencia, sino de una acción emotiva.
Habrá que esperar los otros debates para ver si hay menos ataques y más propuestas. Por respeto al electorado.
Zavala: “el nervio le ganó”; Rodríguez: “es sarcástico, agresivo”; Meade: “su voz es monótona y aburrida”; Anaya: “su lenguaje de las manos es bueno”; AMLO: “habla muy despacio y este tipo de personas son arrogantes”.
La PGR que ya ha investigado al candidato panista, ha sumado este proceso en España para determinar si ha incurrido en blanqueo de capitales.
Aún falta ver cómo aterrizan y avanzan las propuestas que de manera incipiente se comienzan a contrastar.
Temo que su gran éxito electoral se convierta en enorme fracaso administrativo.