México tiene remedio
La democracia, sin adjetivos, se ha contagiado también.
La democracia, sin adjetivos, se ha contagiado también.
Lo evidente fue y ha sido el triunfalismo. Cada jefe del Ejecutivo supone que ha reinventado México.
Reconstituir nuestros sistemas de justicia porque, salvo unos cuantos mexicanos, el resto vivimos en el riesgo de la injusticia.
Debe prevalecer el ánimo constructor encaminado a cimentar bases sólidas que garanticen armonía social; ética en el servicio público; igualdad y libertades en democracia.
Es obligación de la comunidad internacional impedir que continúe este proceso dictatorial. Debe restaurarse la democracia y el Estado de derecho en Venezuela.
El fenómeno se encuentra presente y avanza con mayor rapidez en la sociedad que en la capacidad del Estado.
Solo la renovación total de la autoridad electoral podrá regresar al instituto su autonomía. Por ello, gente como Cuauhtémoc Cárdenas se han atrevido a pedir la renuncia de los consejeros electorales.
Muchas cosas habrán de acontecer, entre otras, conocer los candidatos que contenderán, porque hasta ahora solo conocemos uno.
Había sido excarcelado recientemente por un cáncer de hígado terminal.
La democracia es seductora y divertida, mientras que la gobernabilidad es insípida y aburrida.
La quinta temporada de la exitosa serie de Netflix, “House of Cards”, se estrena este martes: una nación Underwood.
Enorme decepción de los resultados de la democracia y de los programas sociales.
Las campañas en un clima de odio y descalificaciones crean un clima de encono y división.
¿Qué se ve, lee o advierte en radio y televisión en las entidades en las que se celebrará la jornada electoral el próximo 4 de junio?
La supresión parcial de las resoluciones del TSJ no tranquilizó a la oposición. Las personas siguen saliendo a las calles, protestan en contra del hambre, la pobreza, la corrupción, la fatal situación de seguridad y exigen el restablecimiento de la democracia.
Nuestra democracia es teórica, y no ha llegado ni siquiera a la política, ni a su aspecto electoral plenamente.
Vanni, llamado así por sus amigos, se definía como intelectualmente extravagante; laico y crítico con la Iglesia particularmente en América Latina y África, ante la falta de control por la expansión poblacional y el deterioro ambiental.
En efecto, tanto en las dictaduras de izquierda como de derecha —si es que se puede hacer distinción a estas alturas— la primera fase del control de la gente es el control de la libertad de expresión, levantándola en contra de los medios críticos.
Algo funciona muy mal en un sistema democrático cuando permite la victoria legal de uno u otro candidato sin mayoría de votos.
Han reaccionado en respuesta a circunstancias políticas y sociales, que no necesariamente empatan con los tiempos oficiales.