Cada mañanera le ha costado, al erario federal, aproximadamente 500 mil pesos; es decir, que por estos eventos hemos gastado los contribuyentes, mínimo, en cinco años, 900 millones de pesos, dignos de invertirse en mejores causas.
Tal parece que fuera inevitable tener un sistema, modelo o régimen electoral como el existente, donde los partidos con registro son las únicas opciones posibles y por lo tanto a los electores no nos queda otra que apechugar y votar por ellos.
Ese mismo comportamiento lo ha tenido ante la cuestión del plagio, llegando a extremos nunca vistos de enfrentamiento con el rector de la UNAM, al que le dijo “Poncio Pilatos” porque se lavó las manos.
Parece que el presidente tiene esa preocupación, que sacar una candidatura de unidad en Morena no va a ser fácil y que puede, sobre todo Marcelo, volverse un Manuel Camacho incómodo en la sucesión.
Lo que está haciendo Monreal, desde el Senado, es construir un frente amplio que respalde su candidatura a la presidencia de México con la participación de quienes hoy se sienten decepcionados y avergonzados de haber estado al servicio de un autócrata que está destruyendo al país.
A esa lógica obedecen, pero también a una estrategia más sofisticada, las expresiones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las personas que podrían recibir la estafeta de buscar el voto popular el primer domingo de junio de 2024.
Ante la prematura apertura a la sucesión presidencial, los tiempos políticos sufren una apresurada modificación.
Adelantar tres años y medio el calendario sucesorio logró que el video donde aparece Martín Jesús López Obrador recibiendo 150 mil pesos tuviera corta vida. Sin embargo, eso da pie para recordar el “modus vivendi” de la familia presidencial.
A Peña Nieto se le nota cansado y para que su mente decida bien y concuerde con millones de mexicanos debe estar sosegado.
Al PAN y a sus precandidatos les es totalmente intrascendente la llamada presidencial al inicio sucesorio, ya que desde hace un año andan en campaña franca y abierta.
No se hagan bolas.
Hoy los dinosaurios, la mafia del poder, trata de esconder las corrupciones que hacen al amparo de los fueros y privilegios que les otorgan los cargos de elección popular.
El hastío de la gente frente a los abusos y excesos de las autoridades se ve reflejado al momento de emitir el sufragio.
Más allá de este distractor de la alianza anti-natura lo que está en juego es la sucesión presidencial.
Los que no tengan mucha resistencia van a rezagarse desde los tramos iniciales o hasta abandonarán la justa.
Su indudable cercanía al presidente Enrique Peña Nieto lo sitúan como un probable candidato presidencial.
La lucha por el poder en México se encuentra en juego.
