Giro extraordinario en derechos humanos
Doña Mary les advirtió: “Nada está bien. Ayotzinapa sigue, vamos a seguir exigiendo que se diga la verdad sobre nuestros hijos”.
Doña Mary les advirtió: “Nada está bien. Ayotzinapa sigue, vamos a seguir exigiendo que se diga la verdad sobre nuestros hijos”.
Deber ético, jurídico y político que gravita sobre los hombros del equipo de Andrés Manuel López Obrador.
Los jueces interamericanos consignaron que las autoridades procedieron con absoluta indolencia.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que la jurisprudencia interamericana tiene carácter obligatorio, siempre que sea más favorable a las personas.
Por vez primera se proyecta una luz de esperanza sobre las densas tinieblas de la falsedad, la injusticia y la impunidad gubernamental.
Estamos en presencia, como lo afirmó el vocero de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de un cambio sideral de la postura gubernamental con respecto al caso Ayotzinapa.
El gobierno ya no será un simple facilitador del saqueo, un comité al servicio de una minoría rapaz.
Un compás de espera que permitirá llevar a cabo una honda reflexión colectiva y una ponderación objetiva de los pros y los contras de la iniciativa.
Los argumentos trazaron los principios inderogables del derecho nacional y del derecho internacional.
Las voces ciudadanas y los expertos en la materia deben ser escuchados detenidamente.
En el borrador del fallo se propone declarar la validez de la ley en lo general e invalidar solamente algunos de sus preceptos específicos.
Constituiría otra vía para concretar los designios de la Casa Blanca.
Peña Nieto debió rehusar acatar la orden imperial y espetarle a Trump la legalidad emanada de cinco instrumentos fundamentales del derecho internacional.
Falta mucho por hacer a fin de cerrar esa herida sangrante que gravita sobre el imaginario colectivo de los mexicanos.
La acción genocida fue fría y cruelmente concebida, planeada, perpetrada.
En sentencia definitiva se resolvió que la matanza de Tlatelolco fue constitutiva del crimen internacional de genocidio.
La próxima administración tiene ya en sus manos un extraordinario instrumento para hacer brillar la luz refulgente de la verdad y la justicia.
Se requiere instrumentar poderosas y trascendentales decisiones de Estado que no pueden ser evadidas por la próxima administración.
Peña Nieto defendió a capa y espada la “mentira histórica” orquestada por su gobierno en torno a la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Reivindicar la mentira histórica no es otra cosa que el despliegue de una burda maniobra de obstrucción de la verdad y la justicia.