La reinvención de América
El encuentro entre dos mundos estuvo acompañado de genocidios, esclavitud, enfermedad e imposición de deidades y cultos. El sometimiento fue cruento y adoptó modalidades de gobierno que concentraron la riqueza y el poder…
El encuentro entre dos mundos estuvo acompañado de genocidios, esclavitud, enfermedad e imposición de deidades y cultos. El sometimiento fue cruento y adoptó modalidades de gobierno que concentraron la riqueza y el poder…
En el plano interior, las políticas de seguridad aspiran a garantizar la habilidad de los gobiernos para ejercer soberanía y mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado.
El largo proceso de descolonización, el desarrollo progresivo de los Derechos Humanos y, sobre todo, el auge y caída del bloque socialista, han dejado al mundo con muchas aspiraciones y otras tantas orfandades.
Los mandatos de los organismos internacionales, ingredientes de una rancia y vetusta receta, no gustan a las potencias y sucumben ante una diplomacia multilateral desgastada, burocrática e incolora.
El poder duro convive con el suave. Este último es una forma distinta de influir en el ámbito internacional. Su fuerza radica en el prestigio y solvencia moral alcanzados por el Estado que lo despliega…
Es así, entre varios motivos, porque las potencias, en abono a sus intereses, durante décadas han violentado normas jurídicas, lo que ha mermado su liderazgo…
Para la paz y la pacificación, es fundamental. Vigila conflictos potenciales y los contiene; al hacerlo aporta a la estabilidad de sistemas políticos variopintos. También es útil porque disuade la violencia mediante su uso o la amenaza de su uso.
En el tránsito de lo que fue y de lo que se espera que sea el ordenamiento mundial del porvenir, las narrativas académicas y políticas son variopintas y, a veces, acomodaticias y circunstanciales.
Hace más de dos milenios que Tucídides relató la guerra del Peloponeso y afirmó que quien puede recurrir a la violencia no tiene necesidad de recurrir a la justicia. Desde entonces, poco han cambiado las cosas.
Los procesos socio-políticos incorporan variables y actores múltiples, maduran con el tiempo y conforman dinámicas que derivan en condiciones adecuadas para la estabilidad y la paz o el desequilibrio y el desencuentro.
El diagnóstico es acertado, pero también muy general y endeble, debido a que tiene como origen la presunción de que las relaciones internacionales, como disciplina, se limitan al análisis de la política exterior de Estados Unidos.
Lo suyo no es el matiz; con óptica sesgada, realiza diagnósticos polarizados y polarizantes de realidades polícromas, multiformes y plurales. Si se trata de la moral, identifica virtud donde solo hay revancha y perversión.
Así, la idea del conflicto permanente se mantiene a partir de la presunción de que la globalización es de suyo injusta y no propicia la distensión y el acuerdo.
En el sistema internacional vigente, el vínculo que une a la paz con la guerra adquiere notoriedad cuando la primera se construye o mantiene gracias a la constante preparación de la segunda.
Y bueno, en este marco, es necesario revisar los datos más recientes de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), de los Estados Unidos que reportó que las detenciones de inmigrantes en la frontera con México aumentaron en mayo del 2022, con respecto al mes previo, además de advertir, que las expulsiones expeditas se mantienen vigentes bajo el parámetro del Título 42.
La paz es frágil y de poca calidad. Es un producto perecedero, cuya frescura inicial se elogia pero que carece de capacidad para mantenerse per se. La paz se traiciona a sí misma porque nunca ha logrado deshacerse de elementos ideológicos.
En la globalización, concepto propio de la economía y sociología anglosajonas, o en la mundialización, como prefiere llamarle la tradición francesa, la paz, para ser de calidad, debe distanciarse de retóricas chauvinistas.
Los esfuerzos para regularla siempre se han quedado cortos, les ha faltado músculo para contener sus impulsos y razones para evitar su materialización y consecuencias.
Después del rechazo inicial por la guerra, la opinión pública mundial parece estarse acostumbrando a ella y a la “nueva normalidad” que ha traido a las relaciones internacionales. Esto es motivo de preocupación.
¿Podrá llegar a tener presencia en este escenario Latinoamérica, los gobiernos socialdemócratas -la Marea Rosa, conducida por Chile, Argentina, Brasil, Colombia, y México si el presidente se deja asesorar por los que entienden de política exterior?