Este arroz no se ha cocido
Las encuestas no han considerado ni a los indecisos ni a los que —por una u otra razón— ocultan su voto.
Las encuestas no han considerado ni a los indecisos ni a los que —por una u otra razón— ocultan su voto.
Votar es un acto jurídico; una manifestación de la voluntad de cada ciudadano.
Verificación de votos.
El federalismo mexicano está descoyuntado y eso ha creado dificultades serias para la gobernabilidad.
¿Qué pasará con los votos que el 1 de julio emitan los ciudadanos a favor de quien ha desistido de su candidatura?
El efecto de las encuestas.
“El voto duro ya no es suficiente para los partidos debido a que para los votantes es mucho más fácil informarse en términos de tiempo y de dinero”: Patricia Carranza. “El electorado ya no vota sí o sí por un partido político, sino lo hace más en función de diferentes circunstancias”: Arturo Espinosa.
Los tiempos del dios Cronos no dan para realizar reformas constitucionales a contentillo.
Tras los resultados, candidatos y dirigentes de todas las siglas se acusan de fraude. Patético, pero cierto.
La sociedad mexicana no termina de definir qué quiere como gobierno y como sociedad.
El común denominador del juego político en México ya no tiene nada que ver con las propuestas, los proyectos y el bien común.
Nuestro fenómeno político se encuentra lejos, lejísimos, de la democracia.
Entrega de bienes y servicios, a título de propaganda electoral o de campaña, para convencer a los electores y obtener su voto.
¿Qué se ve, lee o advierte en radio y televisión en las entidades en las que se celebrará la jornada electoral el próximo 4 de junio?
Está pensado más para los nacionales que están en el extranjero que para los mexicanos residentes en territorio nacional.
Pocas veces se cuestiona qué significa que las elecciones sean libres.
La democracia directa y las nuevas formas de organización ciudadana, se vuelven un mecanismo que comienza a inyectar cada vez más la participación popular en la toma de decisiones públicas.
El grado de sofisticación del nuevo votante, el de las redes sociales, es extremo. Y, al mismo tiempo, representa una nueva cultura política basada en los sentimientos compartidos por las redes sociales.
Frente a la desigualdad, la acumulación absurda del dinero y la pobreza extrema, cada día se degradan y se pervierten más.